martes, marzo 19, 2024

Por Franco Cecchini

Salto es una ciudad que no cuenta con un equipo de fútbol profesional, pero sí con grandes talentos que, por faltas de oportunidades, deben marcharse a Montevideo -la capital de Uruguay-, como lo hizo el Cacique a sus 18 años. Ese fue el apodo que recibió Alexander Medina allá por el 2002 cuando estaba dando sus primeros pasos como futbolista para vivir de lo que quería, el fútbol. En Liverpool de Uruguay, Julio Ribas, director técnico del club, fue quien lo llamó de esa manera por el pelo largo y la forma de jugar que tenía. Hoy en día es uno de los entrenadores que tiene como referencia por la pasión, la dedicación, la profesionalidad y el trabajo, pero en cuanto al juego prefiere quedarse con Marcelo Gallardo, que lo dirigió entre 2011 y 2012 en Nacional, lo que para Medina fue la tercera etapa en el club y una de las últimas de su carrera.


Idea de juego

En 2015 y tras 17 años le puso fin a su carrera como profesional en Fénix de Uruguay para comenzar su etapa como entrenador, algo que tenía en claro desde los 30, por lo que hizo el curso de director técnico aun estando en actividad como futbolista. El uruguayo cuenta que a partir de esa edad comenzó a anotar en su libreta la manera de trabajar de sus entrenadores, métodos de entrenamientos, cómo se manejaban en el vestuario e indicaciones que daban.

A mediados de 2016, luego de tomarse un año de descanso, (necesitaba cambiar el chip de jugador a entrenador), comenzó con la aventura de dirigir y experimentar en una profesión más larga que la del futbolista pero que le genera mucha adrenalina y está aprendiendo constantemente. Su primera vez fue en la tercera división de Nacional, donde rápidamente impuso su estilo, logró buenos resultados que lo llevaron a obtener títulos y sumar experiencia.


Medina lleva dos años en La “T”, disputó 59 partidos y logró el 53.10% de los puntos.

A fines de 2017 cumplió su sueño de convertirse en el entrenador del primer equipo de Nacional, donde lograría dos títulos. El Bolso fue una plataforma para cruzar el charco y continuar su carrera en Talleres de Córdoba. El Cacique se mueve en su corralito de un lado al otro, luce camisas, generalmente de tonalidades oscuras, y además para los partidos de mayor relevancia le suma un traje. Habla con sus ayudantes y da indicaciones para que los jugadores sean fiel a su estilo: intenso, agresivo, que trate de proponer, tener posesiones del balón y jugar más en el campo rival que en el propio. En dos años ya hizo historia en el equipo cordobés siendo el único técnico que pudo vencer de visitante a River y Boca.

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