jueves, noviembre 21, 2024

Turno de Montero, noveno entrenador en cinco años

Por Imanol Waisgold y Matías Zuñez

Hasta 2016, fue una gestión brillante la de Matías Lammens y Marcelo Tinelli desde que asumieron en 2012. Agarraron un club que estaba por descender y lograron reconstruir a San Lorenzo en una institución que apostó a sus divisiones inferiores y peleó por títulos nacionales e internacionales, de los que ganó el campeonato doméstico en 2013 y su primera Copa Libertadores en 2014.

Cuando el cuadro Azulgrana debió dar el salto de calidad para posicionarse como el tercer grande del fútbol argentino, ante un Independiente desconocido y un Racing que vivía una realidad similar, entró en un pozo sin fin en el que desfilaron futbolistas con pasos efímeros, una secretaría técnica que no logró suplir la buena tarea que realizó Bernardo Romeo como mánager del equipo hasta 2017, y entrenadores con diversas ideas de juego y trayectoria.

“Buscaremos ser un equipo insoportable, protagonista en todas las canchas. Obviamente que necesitamos tiempo y esto va a ser día a día”, declaró Pablo Guede cuando fue presentado en enero de 2016 como nuevo director técnico. Fue elegido como el reemplazante de Edgardo Bauza, entrenador campeón de la única Copa Libertadores de San Lorenzo en 2014, y quiso imponer una renovación de plantel que no fue avalada ni por la dirigencia ni por los “referentes” del equipo. “Estamos sorprendidos, la verdad es que sí. Teníamos todo preparado para la pretemporada, con una gira, por eso nos sorprende la postura de Guede con Juan Mercier”, expresó Bernardo Romeo, el entonces mánager del Ciclón.

A pesar de haber arrancado con el título de la Supercopa Argentina 2015 venciendo 4 a 0 a Boca Juniors en Córdoba, de haber plasmado una idea en cancha que se identificaba con el hincha, de no haber perdido ningún clásico, de solo haber caído una vez de local (Arsenal) de 11 disputados en el Nuevo Gasómetro, de haber hecho debutar a cinco juveniles en seis meses y de haber llegado a una final del Torneo Local que terminó perdiendo con Lanús 4 a 0 en el Monumental, el ex técnico de Nueva Chicago y Palestino de Chile renunció en junio del mismo año al no haber podido llevar a cabo la reconstrucción que buscaba. Después, el tiempo le dio la razón.

Luego, los directivos se inclinaron por el uruguayo Diego Aguirre que, a diferencia de Guede, era un técnico de mayor recorrido (Peñarol, Inter de Porto Alegre y Atlético Mineiro, entre otros) y con una filosofía de juego que priorizaba más el equilibrio y la solidez defensiva a que el “fútbol total” pregonado por el ex DT. Su ciclo duró poco más de un año y fue el de mayor efectividad bajo la segunda presidencia Lammens-Tinelli en la institución al haber cosechado el 59,4% de los puntos disputados. No obstante, Aguirre, que antepuso las competencias internacionales por encima del certamen nacional, quedó fuera en semifinales de la Copa Sudamericana 2017 ante Chapecoense y perdió 4-3 en los penales frente a Lanús por los cuartos de final de la Copa Libertadores 2018, eliminación que decretó su salida.

“Tomamos la decisión junto a mi cuerpo técnico de alejarnos del club. Sentimos que teníamos un gran objetivo que era la Copa y no pudimos avanzar. San Lorenzo es muy grande. Con el pasar del tiempo, se valorará el trabajo realizado”, dijo Aguirre en su salida del Cuervo. A raíz de la decisión, Claudio Biaggio asumió en primera instancia como interino proveniente de la reserva y más tarde fue ratificado por buenos resultados. La etapa del Pampa fue marcada por la cantidad de canteranos que tuvieron su oportunidad en el primer equipo (nueve) que luego representaron ventas importantes en el club como Adolfo Gaich y Matías Palacios, y el tercer puesto obtenido en el certamen doméstico 2017/18, en un San Lorenzo que vivía un “campeonato económico” y que no le reforzó el plantel, sino que, al contrario, le vendió a sus figuras como Ezequiel Cerutti, Paulo Díaz, Pichi Mercier y Matías Caruzzo.

Debido a las continuas eliminaciones en octavos de la Copa Sudamericana 2018 ante Nacional de Uruguay y en cuartos de final de la Copa Argentina por penales frente a Temperley, Biaggio decidió dar un paso al costado y, en su última rueda de prensa como técnico del cuadro de Boedo, afirmó que se pueden rescatar muchos elementos de su paso: “San Lorenzo hizo un recambio importante. Hoy pienso en la amargura de haber quedado afuera de la Copa (Argentina), estuvimos muy cerca de las semis, pero ya está. Lo mejor es que mañana en la práctica los chicos vean otra cara. Y yo seré un hincha más”. El entrenador que arribaría un mes más adelante como reemplazo cumplía con todos los requisitos que precisaban los dirigentes para el cargo, con la idea de que el Ciclón volviera a estar entre los mejores de América, pero finalmente no estuvo a la altura y tuvo la estadía más decepcionante de los últimos años.

Jorge Almirón llegó a San Lorenzo como un entrenador que jugaba 4-3-3, con preferencia al juego de posesión y ataques verticales con transiciones rápidas, de experiencia, con un camino iniciado en el fútbol mexicano y revalidado en el territorio argentino con las vivencias que tuvo en Defensa y Justicia, Godoy Cruz, Independiente y Lanús -este último en el que ganó tres títulos locales-, era pretendido por Boca e incluso el presidente de la nación Mauricio Macri lo pidió para la selección argentina. Sin cumplir con las expectativas que generaba, su ciclo culminó con el 37,3% de efectividad (25 partidos jugados en los que solo ganó cinco, perdió siete y empató en 13 ocasiones).

“Con respecto a las incorporaciones, la dirigencia hace todo lo posible en un contexto difícil ya que los tiempos nuestros son diferentes a los de otros países con los que se está negociando. Tengo fe que para el domingo van a estar los que faltan (en ese momento se hablaba de jugadores de renombre como el peruano Miguel Trauco, Federico Mancuello y Jeison Lucumí). Si no vienen, buscaremos alternativas”, declaró el oriundo de San Miguel en una de sus primeras conferencias de prensa como técnico del club, ilusionando al hincha con la llegada de protagonistas de categoría, con el objetivo de que los mismos acompañaran a jóvenes promesas de las inferiores que estaban teniendo participación con la selección argentina sub-20 como Adolfo Gaich, Andrés Herrera, Manuel Insaurralde y Elías Pereyra.

Finalmente, los directivos no cumplieron con los deseos del entrenador y le dieron mayor importancia a la cantidad de refuerzos en lugar de la calidad, y su paso por el Cuervo quedó en el recuerdo por ello. Algunos de los fichajes que le trajeron fueron Raúl Loaiza, Juan Camilo Salazar, Gonzalo Castellani, Gustavo Torres, Andrés Rentería y Damián Pérez, quienes además de tener malos rendimientos, le sacaron protagonismo a los jugadores de inferiores que asomaban desde reserva. Pese a que sólo ganó uno de los dieciocho encuentros que disputó a nivel local, al ex técnico de Lanús lo sostuvieron sus números en la Copa Libertadores (pasó la fase de grupos segundo por detrás del brasileño Palmeiras con tres duelos ganados, uno empatado y dos perdidos), aunque el anteúltimo puesto alcanzado en el torneo argentino lo llevó a dejar su cargo más allá de que todavía tenía pendiente los octavos de final del certamen internacional.

Tras el fracaso del ciclo Almirón, que fue el primer entrenador en ser despedido por la dirigencia de San Lorenzo de Almagro, Lammens apostó al regreso de un técnico con galones, que sabía lo que era levantar un trofeo con el club y que tenía la suficiente espalda para bancar este momento: Juan Antonio Pizzi. “Los planes son trabajar, esforzarse y ser un equipo competitivo que demuestre protagonismo. Estamos convencidos de que vamos a armar un buen plantel para que se cumplan esos objetivos”, anunció el DT que venía de levantar la Copa América con Chile en 2016. Con él llegaron incorporaciones que buscaban jerarquizar el plantel como Juan Ramírez, Lucas Menossi, Ezequiel Cerutti, los hermanos Mauro y Bruno Pittón, Santiago Vergini, Ramón Arias y los mellizos Ángel y Óscar Romero.

La segunda etapa de Pizzi empezó con la eliminación del Ciclón en octavos de final de la Copa Libertadores contra Cerro Porteño, seguido por un buen arranque en la ya extinta Superliga siendo punteros hasta la fecha cinco, y terminó con tres duras derrotas (4 a 1 de local contra Central Córdoba de Santiago del Estero, 2 a 0 en el clásico frente Huracán en el Ducó y 3 a 1 en el Nuevo Gasómetro ante Defensa y Justicia). Sus números: Dirigió 13 partidos de los que salió victorioso en cinco, con igualdad en dos y con caída en seis (43,59% de efectividad).

Con la elección de Tinelli como presidente de San Lorenzo en diciembre de 2019 con más del 80% de los votos de los socios a su favor, el club buscó una reestructuración en lo futbolístico que priorizara a las inferiores, motivo por el cual Diego Monarriz fue el elegido para tomar las riendas del primer equipo. “Estoy convencido de que los chicos tienen las cosas claras, se viene una camada que promete y creo que es su momento: Sé lo que le pueden aportar al club, se necesita renovación, aire nuevo, energía nueva, y para eso están”, manifestó el ex ayudante de campo de Eduardo Coudet, quien fue ratificado en el puesto tras haber asumido de forma interina.

Al atravesar un estado de shock, en el que la idea de disponer de un técnico con espalda (caso Almirón o Pizzi) pasó de ser un plan seguro a llenar de incertidumbre a los fanáticos y dirigentes, con Monarriz se quiso probar algo nuevo: utilizar su conocimiento de las juveniles, que en ese entonces tenía a la Reserva campeona, para que les diera minutos y confianza en Primera y acoplar ese potencial con futbolistas de experiencia como Gonzalo Rodríguez, Fabricio Coloccini, Diego “Torito” Rodríguez, Sebastián Torrico y Nicolás Blandi. Lamentablemente para el club, la propuesta no dio resultados en lo deportivo (en los diez partidos jugados se cosecharon cuatro victorias, dos igualdades y cuatro caídas) y el formador fue apartado de la dirección técnica del equipo para que volviera donde más cómodo se sintió siempre (según él), a la categoría más grande de las inferiores.

La secretaría técnica del club integrada por Hugo Tocalli, Leandro Romagnoli y Alberto Acosta asumió interinamente por tres partidos, en los que consiguieron todas victorias. Algo que sería llamativo en cualquier club debido a que su rol es el de elegir al sucesor o tener proyectado esa posibilidad. En cambio, pospusieron el arribo de un nuevo técnico para tomar la posta ellos. Esto evidencia la gran ausencia que representó la salida de Bernardo Romeo como mánager del Ciclón a fines de 2017, responsable de los últimos tres entrenadores campeones como lo fueron Pizzi, Bauza y Guede, sumado a Aguirre que alcanzó semifinales de Copa Sudamericana y Cuartos de Final de Copa Libertadores. Luego, el rumbo no fue claro y los resultados están a la vista.

Tarea difícil para el presidente de San Lorenzo, Marcelo Tinelli: contratar a un director técnico después de cuatro elecciones sin éxito (Biaggio, Almirón, Pizzi y Monarriz). Las opciones en la mesa eran Mauricio Pellegrino, que había quedado libre después de dirigir en el fútbol español y ahora tiene un buen presente en Vélez; Hernán Crespo, que estaba sin club después de su trabajo en Banfield sin buenos resultados y después terminó siendo campeón de Copa Sudamericana con Defensa y Justicia; y Mariano Soso, quien había renunciado en el Halcón de Varela y finalmente fue el apuntado para el banco del Ciclón.

El ex entrenador de Gimnasia de La Plata arribó como un técnico considerado “Bielsista” que buscaba un estilo protagónico, que asumía riesgos, con carácter ofensivo, salida desde el fondo y juego de posición y posesión. Luego de varios meses con el fútbol parado por la cuarentena que había en el país y en el mundo para combatir la pandemia del coronavirus -que prevalece hasta hoy-, Soso lideró al Ciclón en la Copa Diego Maradona en la que clasificó a la siguiente ronda invicto en el Grupo 5 pero terminó dejando una mala imagen en la Zona Campeón B en la que terminó anteúltimo habiendo jugado tres de cinco partidos de local, en los que no ganó ninguno, y solo habiendo cosechado tres puntos de visitante en cancha de Atlético Tucumán y uno contra Colón en casa. Además, el último partido fue derrota 4 a 1 contra Banfield en el estadio Florencio Sola y posteriormente en el vestuario hubo fuertes discusiones entre los jugadores que dejaron a un plantel dividido.

La misión principal del futuro técnico de San Lorenzo iba más allá de lo futbolístico.  El estereotipo de técnico que se buscaba era el de un entrenador conciliador, que formara un equipo por encima de un conjunto de individualidades, con el objetivo de que las relaciones dentro del vestuario mejoraran, y que plasmara una idea de juego que tuviera a los mellizos Romero como protagonistas.

Con un planteo poco claro, que tenía como preferencia el orden en defensa y cuyo ataque dependía de la creatividad de los delanteros, el papel de los hermanos paraguayos fue determinante a pesar de que no encajaban en los ideales del ex director técnico de Godoy Cruz y Argentinos, y su juego estético, sumado a la alta participación en goles que tuvieron (Ángel convirtió en cinco ocasiones y brindó tres asistencias, mientras que Óscar anotó dos tantos y brindó tres pases de gol), se ganó el corazón del hincha.

Dabove, que llegó al Ciclón siendo también pretendido por Racing e Independiente, decepcionó a todo el mundo azulgrana contra cualquier pronóstico previo a su contratación, y su flojo mandato de tan sólo cuatro meses forzó la eliminación de todas las competencias del equipo. El Cuervo quedó fuera de la Copa Sudamericana en fase de grupos a falta de dos fechas por disputarse, no pasó los 32avos de final de Copa Argentina por su derrota por 2-0 con Defensa y Justicia, perdió 5-3 contra Santos de Brasil en la tercera ronda clasificatoria a la Libertadores y, por último, cayó derrotado por 2-0 ante la Academia en el Cilindro cuando necesitaba no perder por dos goles o más para pasar a la Fase Final, y desperdició la chance de quedar entre los ocho mejores de la Copa de la Liga Profesional, detonante que concluyó en la renuncia del ex entrenador de arqueros.

Mauro Cetto, campeón como jugador de la Copa Libertadores 2014 con San Lorenzo, asumió el primero de junio de este año como mánager del club tras su primera experiencia en el cargo en Rosario Central entre 2017 y 2019, en el que obtuvo la Copa Argentina 2017-18. “Es un club que necesita ‘refundarse’ y empezar a tener nuevos buenos resultados y buenos rendimientos nuevamente. Hay que volver a que los chicos tengan la posibilidad de mostrarse en el momento justo y que jueguen cuando realmente estén preparados para hacerlo. Vamos a hacer hincapié en que se les dé lugar a los juveniles, e intentar elegir los refuerzos siempre y cuando no lo haya dentro de las inferiores”, declaró el Colo sobre su proyecto.

El uruguayo Paolo Montero, de breve paso como futbolista por la institución de Boedo en 2005, es el primer entrenador designado por Cetto para iniciar su plan. “Estoy agradecido por la confianza. San Lorenzo es un equipo que siempre busca ser protagonista. Hay muy buen plantel. Pronto va a volver el público y se necesita gente con personalidad. Marcelo Lippi, Fabio Capello, Cesare Prandelli, Carlo Ancelotti, César Luis Menotti y Gustavo Alfaro son algunos de los referentes que tuve como técnico en el fútbol. Hay un solo camino para llegar a la gloria, que es el de entrenarse todos los días a 100 kilómetros por hora. Mi menor preocupación es el vestuario, eso es de los jugadores, si lo piso es porque tengo que solucionar algo que los referentes no pudieron. Esta oportunidad me llega en un momento justo”, dijo el DT de 49 años, de último paso en el Sambenedettese de la Serie C italiana.

“A (Marcelo) Gallardo lo quise traer en 2013, después de su primer ciclo como técnico en Nacional de Uruguay y antes de su llegada a River”, expresó Marcelo Tinelli en septiembre de 2020. Él, junto a Matías Lammens, apostaron por técnicos de distintas características acorde al momento que atravesaba San Lorenzo o lo que necesitaba el club. Más allá de que en ese entonces se inclinaron por Bauza, que obtuvo la primera y única Copa Libertadores que posee el club en 2014, se hace inevitable pensar en lo que hubiera ocurrido si el actual DT de River tomaba las riendas del equipo ese año luego de considerar que, en el mismo lapso de tiempo, el conjunto de Boedo tuvo nueve técnicos, mientras que el Millonario sumó la misma cantidad, pero de títulos bajo el mando del Muñeco.

Por su parte, los otros clubes considerados grandes también atravesaron años irregulares a causa de los entrenadores que fueron seleccionando, con la diferencia de que pudieron conquistar trofeos, hecho que el Ciclón no consiguió. Desde 2016 hasta hoy, Boca tuvo cuatro entrenadores distintos y se consagró campeón en cinco ocasiones, y Racing e Independiente pasaron por seis procesos y alzaron dos copas. Un caso similar al del Cuervo es el de su clásico rival, Huracán, que ganó dos títulos entre 2013 y 2014 (Copa Argentina 13/14 y Supercopa Argentina 14) pero los años próximos sostuvo campañas negativas con nueve diversos técnicos.

El claro ejemplo de que si las instituciones eligen acorde a una ideología madre pueden lograr los objetivos planteados, es el de Defensa y Justicia, que desde la temporada en la que asumió Guede en el cuadro azulgrana, para contrastar, prefirió responsables de poca trayectoria o debutantes, con convicciones de buen juego cada vez que tenía que decidirse por un reemplazo. El ciclo comenzado por Ariel Holan en 2016, tuvo de por medio como sucesores a Sebastián Beccacece, Nelson Vivas, Juan Pablo Vojvoda y Mariano Soso, además de Hernán Crespo, quien tomó las bases de los mandatos previos y las acopló a sus conceptos para llevar al Halcón de Varela a lo más alto de América con la Copa Sudamericana 2020, y que luego fue revalidada por Beccacece con la Recopa Sudamericana 2021, trofeos con los que sueña San Lorenzo, pero a juzgar por el camino que recorre lejos está de obtener.

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