Por Thomas Somoza
La chilena Iona Rothfeld, la colombiana Isabella Echeverry y la guatemalteca Ana Lucía Martínez charlaron el lunes con Juan Pablo Sorin sobre el desarrollo del fútbol femenino en sus respectivos países, lo que le falta a la disciplina para mejorar y las dificultades que tuvieron y tienen que atravesar para jugar el deporte. La conversación fue a través de la temática “Guerreras” en Cumbre Fútbol, la convención latinoamericana que reúne a distintas personalidades del fútbol todos los lunes de noviembre, tiene al exlateral izquierdo de la Selección Argentina como moderador y que puede ser vista gratuitamente en cumbrefutbol.com.
Rothfeld juega en Audax Italiano de Chile y se tituló en Ciencias Políticas el año pasado en la Saint Thomas University de Estados Unidos. “La visibilización es un punto de partida, pero tiene que venir acompañada con acciones, con pensar una formalidad y darle una institucionalidad y una estructura al fútbol femenino”, sugirió. Y advirtió que, si esto no ocurre, la visibilidad caerá luego de un punto alto con competiciones importantes porque “estamos dependiendo de la buena voluntad de la autoridad de turno o de un campeonato”. “Falta cabeza, estrategia y pensar en un plan serio de desarrollo que tiene que venir desde las divisiones menores”, propuso.
Quien fuera una de las fundadoras y actual directora de la Asociación Nacional Jugadoras de Fútbol Femenino (ANJUFF) de Chile explicó que en su país los clubes tienen una visión machista en la que se le da más espacio a los hombres que a las mujeres porque “nos ven a nosotras como un problema, un gasto, en vez de vernos como una oportunidad, una inversión, un deber y una responsabilidad”.
—Tenemos que sacudirnos esos prejuicios y estigmas de que el fútbol femenino no vende, no interesa y que no lo jugamos bien porque eso se acabó con el Mundial de Francia. No me vengan a decir que no vende, que es una pérdida de plata porque no puedo creer que su machismo sea tan grande que les nuble incluso la oportunidad de ver un negocio, ya que les encanta ver el fútbol así. Para mí no lo es, es pasión y nuestro sueño. Pero cómo van a ser tan machistas de no ver que acá hay un producto—, sostuvo con indignación Rothfeld.
Martínez juega en Napoli, es la única futbolista nacida en Guatemala que milita en Europa y contó la situación del deporte en su país: “El panorama es muy complicado porque la pandemia ha frenado el desarrollo del fútbol femenino, que fue más golpeado que el masculino por el hecho de no tener ligas profesionales”. Y agregó: “Las jugadoras no cuentan con una preparación adecuada y no tienen instalaciones. Por ejemplo, los campos en donde juegan a veces son de tierra. No son condiciones adecuadas para ellas”.
La también Ingeniera Química —que al llegar a Europa realizó un Máster en Marketing y Big Data y otro en Administración y Dirección de Empresas— señaló el problema más grande que tienen las jugadoras guatemaltecas en su país: el nulo apoyo económico. “Ni siquiera hablo de un contrato, pero no tienen ayuda de la liga. Muchas veces no pueden ni desplazarse de sus casas a los entrenamientos. Imagínate en los partidos…”, enfatizó. Y opinó que “lo más importante sería invertir. Yo digo muchas veces ‘no solo es el dinero’, pero creo que se debe empezar con un mínimo de presupuesto para el desarrollo del fútbol femenino”.
Echeverri viste la camiseta de Sevilla y obtuvo la medalla dorada con Colombia en los Juegos Panamericanos de Lima en 2019 —la final fue contra Argentina y vencieron 7 a 6 en penales luego de un empate 1 a 1—. “Lo que le falta al fútbol femenino en el mundo entero es visibilidad y control, mucho más en nuestro continente. Simplemente no sabían que existíamos y Colombia lleva muchos años siendo el segundo mejor equipo de Sudamérica”, resaltó. Y mencionó que el campeonato de su país tiene mucho que copiarle al de España porque la liga dura dos meses y luego se para por un año. Además, resaltó que su Selección no concentra desde la obtención del título Panamericano el año pasado y tampoco disputaron partidos oficiales.
La exjugadora de Houston Aces de Estados Unidos fundó “Somos”, un proyecto que “está encaminado a la educación como herramienta de transformación social en áreas vulnerables de Colombia”. Y expresó que su deseo es direccionarlo a que el fútbol femenino profesional crezca. “Haciendo poquitas acciones vamos a poder lograr que todos esos prejuicios y el machismo vayan desapareciendo y que las niñas y niños no se dejen atraer por eso que viene tan metido en nuestra cultura. Espero que ayude a que el fútbol en Colombia se use para transformar la vida y darles voz a muchas mujeres en Colombia”, se esperanzó.
Las tres coinciden en que la ayuda económica es fundamental para visibilizar al fútbol femenino y que así progrese en toda Latinoamérica. Porque esta disciplina no tiene género y puede ser practicado por cualquiera, por eso Cumbre Fútbol toma a la pelota como elemento transformador de realidades y de inclusión social y cultural para exhibir y darle espacio a las voces que se expresan en favor de dar derechos fundamentales para los y las amantes de este deporte.