Por Agostina Woloszyn
La Copa Mundial de fútbol sala de la FIFA 2016, la cual se llevó a cabo entre el 10 de septiembre y el 1 de octubre, en distintas regiones de Colombia, tuvo como histórico campeón al seleccionado argentino.
El plantel albiceleste había realizado una dura y larga preparación de dos meses, en las instalaciones de la Asociación del Fútbol Argentino (AFA). El equipo había viajado con el objetivo de subirse al podio por primera vez en su historia, y superar así el cuarto puesto que supo obtener en China 2004, con el entrenador Diego Giustozzi, que en ese momento cumplía el rol de jugador.
El camino a la gloria comenzó el 12 de septiembre, cuando Argentina debutó en el torneo de selecciones, por el grupo E, con una victoria 1-0 ante Kazajistán. Luego, llegó el turno de Islas Salomón, al que supo ganarle con un abultado 7-3, y para culminar su participación en la primera fase, empató 2-2 con Costa Rica.
Los buenos resultados le dieron a los capitaneados por Damián Stazzone un lugar en octavos, cuando vencieron a Ucrania 1-0. Para los cuartos, la albiceleste debió enfrentar a Egipto, rival al que superó 5-0 con una gran actuación. En semifinales, volvieron a destacarse y derrotaron 5-2 a Portugal, y así se aseguraron por primera vez la clasificación a la final de un campeonato mundial y un puesto en el podio.
En la etapa definitoria del certamen, Argentina (el equipo menos goleado) se encontró con Rusia (el seleccionado más goleador), dos países que nunca se habían metido en esta instancia, rompiendo así con la hegemonía de Brasil y España. En el estadio Coliseo El Pueblo, ambos dieron un espectáculo disputado y parejo, que finalizó 5-4 a favor de los sudamericanos, quienes alzaron el título tan esperado, la Copa del Mundo.