Por Mateo Arbio
La pequeña localidad de Loma Negra (tiene 4000 habitantes), ubicada en el partido de Olavarría, fue testigo del sorprendente proceso en el cual el club del pueblo pasó de penar en las últimas posiciones del torneo local a convertirse en protagonista del torneo Nacional y dejar grandes actuaciones que quedaron en el recuerdo, entre ellas, un triunfo en un amistoso frente a la Unión Soviética.
El club fue fundado en 1929, con el objetivo de que los empleados de la empresa cementera practicaran deportes en sus horarios de descansos. Muchos años más tarde la situación no era muy diferente. Obreros como Eduardo Draghi, más conocido como “El Topo” por todos los vecinos de la localidad, jugaban al fútbol de manera amateur en la liga olavarriense para distraerse de la exigencia que significaba trabajar en una fábrica.
Pero luego de una gran campaña en la cual se consagraron campeones de la Liga, luego de vencer en la final a Estudiantes, se dio el primer paso de lo que terminó siendo un antes y un después en la historia del fútbol olavarriense. Un grupo de dirigentes viajaron hacia la central de Loma Negra, ubicada en la ciudad de Buenos Aires, para convencer a Amalia Lacroze de Fortabat, dueña de la empresa, que si se realizaba un apoyo económico, se podían lograr grandes cosas. La llamada “dama del cemento”, encontró en esa propuesta una gran oportunidad de marketing para la empresa y se decidió a crear un proyecto que deje el nombre de Loma Negra en lo más alto del nivel nacional.
El primer día de la pretemporada llegaron al club Carlos Squeo (Racing), Ricardo Lazbal (River), Jorge Vázquez (Atlanta), Osvaldo Gutiérrez (Vélez) y Mario Husillos (Boca), acompañados de dos preparadores físicos que venían de Buenos Aires. “Al principio la situación no cayó bien en el plantel, ya que sentíamos que nos estaban sacando de algo que nos había costado mucho lograr”, recuerda Draghi. Y así fue como poco a poco, más jugadores llegaban desde clubes de primera división, seducidos por el monto económico que ofrecía Loma Negra desplazando a los futbolistas locales hasta quedar Eduardo Draghi como único representante de la ciudad.
La diferencia de nivel era evidente. La pretemporada del equipo era mucho más intensa que la que se realizaba en el mundo amateur, y Draghi sabía que, al ser el único que no venía de jugar en primera, debía rendir examen todos los días para demostrarle al técnico, a sus compañeros y a él mismo porque estaba ahí. “Era algo raro, yo los miraba a todos en las figuritas de El Gráfico y ahora eran mis compañeros”, recuerda “El topo”. Pero en aquel plantel se vivía un gran clima de amistad y solidaridad. Se formó un grupo muy unido que se prometían a ellos mismos hacer historia.
El debut se produjo el 13 de septiembre de 1981, en el Estadio Buglione Martinese. Loma Negra se enfrentó al Ferro de Carlos Griguol, que venía de perder el Metropolitano luego de un durísimo mano a mano con el Boca de Maradona. Aquella tarde el estadio estaba repleto de hinchas, tal es así que se trajeron tribunas del viejo gasómetro para poder aumentar la capacidad del mismo. Los dirigidos por Ezequiel Llanos no defraudaron al público presente y gracias al gol de Mario Husillos se llevaron la victoria.
Ese primer año el equipo logró una racha muy importante gracias al ritmo físico que tenían. “El trabajo de los profes era tremendo, muchas veces ni parábamos a tomar agua y terminábamos todos con dolores en todo el cuerpo”, explica Draghi. Con ese ritmo, el equipo terminó invicto como local, no recibió goles en Olavarría y finalizó en la tercera posición, por detrás de Ferro y de River Plate, con el cual perdió la clasificación por diferencia de gol.
Al año siguiente Loma Negra no pudo ingresar al Nacional, pero disputó el partido más importante de su historia. Una dura derrota en un amistoso disputado en Mar del Plata ante la selección Argentina de Menotti, la cual fue graficada en los medios como “La caída de la Loma”, fue la que provocó todo. “Amalita entró enojada al vestuario, empezó a gritarnos y nos dijo que por culpa de nosotros todo el mundo se iba a reír de ella”, recuerda entre risas Draghi. La furiosa Fortabat decidió pagar el cachet de treinta mil dólares para que la Unión Soviética visite Olavarría y así recuperar la imagen de la institución.
Los soviéticos realizaron una gira por Latinoamérica a modo de preparación para el mundial de España 1982. El miércoles había empatado con la Selección Argentina y el sábado llegó a Olavarría para disputar el encuentro que fue televisado en vivo para Europa. El estadio estaba repleto y Loma Negra disputó el encuentro como si se tratara de la final del mundo. Tal es así que en el entretiempo llegó al vestuario local un delegado soviético para pedir que bajen el ritmo. Pero los olavarrienses no hicieron caso al pedido y con un gol de Husillos le arrebataron a la URSS un invicto de tres años y 17 partidos.
Con ese envión llegaron al plantel figuras como Félix Orte para disputar el Nacional del 83. En ese torneo el equipo olavarriense alcanzó los octavos de final y con esa gran actuación se despidió de la primera división. Alcanzado el éxito a nivel nacional, Fortabat decidió cortar la ayuda económica hacia el club y todo comenzó a desarmarse. Los jugadores fueron vendidos a otros clubes de primera y en Loma Negra solo quedaron jugadores locales. Y si bien el club volvió al anonimato de la Liga Olavarriense, quedó en la memoria de todos los habitantes de la ciudad el recuerdo de aquel plantel que llevó al fútbol local a lo más alto del país