Por Ramiro Ohana
“Me gustaría algún día volver al Barça porque quiero seguir vinculado al fútbol como entrenador”, dijo Ronald Koeman allá por 1995 cuando cerró su etapa como futbolista en el Barcelona. 25 años después pudo cumplir su deseo, pero en un pésimo contexto institucional.
En un momento de reconstrucción tras una posible salida de Lionel Messi, el Barcelona recurrió a la vía holandesa, una escuela futbolística a la que le debe mucho, pero sobre todo, la identidad de juego. El origen de la estrecha relación entre Holanda y el Barcelona lo encontramos en Rinus Michels, considerado como un técnico que cambió la historia de este deporte con la filosofía de “acosar sin tregua ni respiro al adversario para recuperar la posesión del balón y no ceder a ningún precio la iniciativa del ataque al contrincante”.
En 1971, Michels y el concepto de “Fútbol Total” aterrizaron al Camp Nou tras conquistar la Copa de Europa con el Ajax. A pesar de su estilo de juego físico, los éxitos con el conjunto catalán se hicieron esperar hasta la temporada 1973/74. La llegada de Johan Cruyff hizo que el Fútbol Total funcionara a la perfección, para que el hincha culé festeje una Liga después de catorce años de sequía. Con el jugador holandés en sus filas, el esquema de Míster Mármol comenzaba a adueñarse del juego: tras la pérdida del balón, cada jugador debía presionar al rival con intensidad hasta recuperarlo y volver a lanzarse al ataque.
El fútbol ya no debía primar mantener el arco en cero. Con el concepto de “la mejor defensa es un buen ataque”, Michels hizo de sus equipos unos conjuntos incansables que agobiaban al rival, le impedían jugar y defendían siempre hacia adelante para comprimir los espacios y las posibilidades de progresión de los rivales, conocida como la “regla del fuera de juego”.
Pero la campaña 1974/75 fue la del reencuentro con los malos resultados y la falta de títulos, lo que llevó a Michels a perder su puesto en la que sería su primera etapa en el club. Sin embargo, el míster y su filosofía no tardarían en regresar. En la temporada 1976/77, tras su paso por la Naranja Mecánica y el subcampeonato en el Mundial del 74, Michels volvió a tener revancha con el Barça entre 1976 y 1978, para darle una Copa del Rey en su último curso como técnico blaugrana.
21 años después (1999), “el arquitecto del fútbol” sería reconocido por la FIFA y The Times como el mejor entrenador del siglo XX. Mientras que en 2019 la revista France Football le dio un broche de oro a su carrera al nombrarlo como el mejor entrenador en la historia del deporte.
Si Michels fue el creador del Fútbol Total, Johan Cruyff fue su mejor discípulo. Contratado por José Luis Núñez el 4 de mayo de 1988, El Flaco se encontró un equipo sumido en una profunda crisis deportiva, similar a la de cuando llegó como jugador y parecida a la que vive el club en la actualidad.
El holandés planteó un proyecto a largo plazo, basado en conservar la posesión del balón y hacer un juego ofensivo, dinámica que se mantuvo hasta la actualidad, se trasladó a las categorías inferiores y facilitó el acceso al primer equipo. Impuso los rondos en los entrenamientos, sumó a los arqueros en la salida del juego y abrió el campo con dos extremos muy abiertos. Instauró por primera vez la figura del falso nueve y dispuso del famoso concepto de “hombre libre”, aplicado en mediocampistas como Pep Guardiola que debían desmarcarse a la espalda del rival y separarse para crear líneas de pase.
“Cruyff decidió pararse en una etapa en la que todos corrían”, definió Ángel Cappa, ex entrenador argentino, al estilo y método del Flaco: la pausa en la elaboración, crear la jugada con paciencia, mover la pelota hasta encontrar el hueco oportuno y desgastar al rival. Características que definirían la identidad del Barça a partir de los 90.
Con un fútbol revolucionario y un elenco bautizado como el “Dream Team”, el Barcelona tuvo que ampliar su museo para cuatro Ligas (consecutivas), una Copa del Rey, tres Supercopas de España, una Recopa, una Copa de Europa (la primera en la historia) y una Supercopa de Europa durante los ocho años (1988/89 – 1995/96) de Cruyff al mando culé.
Al igual que Michels, Louis Van Gaal llegó al Camp Nou después de haberse proclamado campeón de Europa con el Ajax. Su preferencia por fichar compatriotas caracterizó su primera etapa (1997-2000) como la del “Barça de los holandeses”, en la que conquistó una Liga, dos Copas del Rey y una Supercopa de Europa. Pero en su última temporada, con Mourinho y el propio Koeman como asistentes, el equipo no consiguió ningún título y precipitó su salida del club.
Tras un paso por la Selección holandesa, sin tanto éxito como Michels, Van Gaal volvió en la temporada 2002/03 a pisar Cataluña para su segunda etapa culé, pero esta sería mucho más corta. Tras una mala situación deportiva del equipo en el campeonato local, la Junta Directiva rescindió su contrato en enero, sin llegar a cumplir un año al mando.
En sus dos instancias como técnico, hizo debutar a los que luego se convertirían en la mejor generación de futbolistas de “La Masía”: Andrés Iniesta, Xavi Hernández, Carles Puyol y Víctor Valdés. Pero también sería recordado por “desaprovechar” jugadores como Rivaldo, Ronaldo (Nazário) y Juan Román Riquelme.
La salida de Van Gaal tuvo dos reemplazantes: Jesús Antonio de la Cruz (dirigió un partido oficial) y Radomir Antic (dirigió 24), pero ninguno de los dos logró asentarse hasta la llegada Frank Rijkaard. En junio del 2003, Joan Laporta apostó por un entrenador con poca experiencia, más que la de ser ayudante en la Selección holandesa de Guus Hiddink y la de descender al Sparta Rotterdam a segunda división.
Pero ese historial quedaría en el olvido tras conquistar la segunda Copa de Europa del club, dos Ligas y dos Supercopas de España a lo largo de sus cinco años, en un plantel donde sobresalían estrellas como Ronaldinho, Deco y Samuel Eto’o. Llegó al éxito, en parte, por la filosofía que heredó de la escuela holandesa y que acompañaría con la aparición en el primer equipo de jugadores como Xavi, Iniesta y el propio Messi, a quien hizo debutar con 17 años.
El fútbol ofensivo, la importancia de la presión y el juego por los laterales no dieron resultados en la campaña 2007/08 y la sequía de títulos volvía a ser protagonista en la institución. Esto llevó a que Rijkaard perdiera su cargo, el cual sería ocupado por Guardiola, otra de las mentes maestras (esta española) blaugranas.
Doce años después, Koeman es quien sigue la saga de holandeses, pero lo hace en uno de los momentos más críticos en la historia del Barcelona: tendrá que hacer frente a una gran renovación y reconstrucción del plantel, en la que podría estar incluido el propio Messi.
Con 57 años, el de Zaandam volvió a la que fue su casa por seis temporadas (1989-95), donde supo conquistar como central cuatro Ligas y le dio la primera Champions League al Barcelona con un tiro libre en Wembley ante la Sampdoria.
Ya sea como jugador o entrenador, Koeman fue testigo de los inicios de la escuela holandesa a lo largo de su carrera: estuvo bajo las órdenes de Michels en la consagración de la Eurocopa del 88, fue pieza fundamental en el Dream Team de Cruyff, supo compartir vestuario con Rijkaard en la Selección holandesa (como jugadores y ayudantes de Hiddink) y asistió a Van Gaal en el Barcelona, a quien también tuvo como técnico en el Ajax.
A cuatro meses de sufrir un infarto en Ámsterdam, el nuevo técnico del Barcelona tendrá la difícil tarea de continuar con el legado que dejaron sus compatriotas, luego de sumar experiencia en equipos como Vitesse, Ajax, Benfica, PSV Eindhoven, Valencia, AZ Alkmaar, Feyenoord, Southampton, Everton y el seleccionado de Holanda.