viernes, noviembre 22, 2024

La pionera del fútbol femenino profesional

Por Graciana Espil

Con un par de botines y una pelota era feliz. No le importaban las muñecas o el vestido, solo esperaba a que los amigos la invitaran a jugar después de volver del colegio; dejaba las cosas en su casa en Santa Fe y salía corriendo a la plaza cuando escuchaba el primer pelotazo. Pero ser jugadora era solo un sueño: el fútbol era solo un deporte de hombres.

Probó con disciplinas como hockey y tenis, pero nada era como el picadito en la cancha armada con camperas. Macarena Sánchez Jeanney quería ser futbolista y nada le importaba más en su vida que jugar en un estadio lleno de gente. Y lo cumplió en 2006, cuando debutó en la Universidad Nacional del Litoral (UNL), pasando también por clubes santafesinos como Colón y Logia y, luego de seis años, decidió dar el salto.

“Leí en un portal de Boca que no era oficial, que estaban haciendo pruebas y ahí encaré a mi mamá y le dije que me quería probar. Gracias a esa nota terminé en UAI Urquiza”, comentó la actual delantera de San Lorenzo.

Sin embargo, había algo que todavía la incomodaba porque no era todo como ella quería, el fútbol femenino era solo por amor al deporte. De los clubes solo salía la vestimenta para las jugadoras y de la Asociación del Fútbol Argentino (AFA) no se veían ni 10 centavos para impulsar el deporte, como tampoco, las ganas de profesionalizarlo.

Macarena, además de jugadora, es luchadora por los derechos de la mujer. La igualdad de género es la ley primera para ella, como también lo es lograr que cada club tenga fútbol femenino. Busca que se profesionalice y se pueda cobrar un sueldo digno en vez de viáticos, entrenar sin la necesidad de tener otro trabajo y tener una obra social, que son pedidos que parecen obvios pero que lamentablemente todavía no llegaron para las mujeres.

“Todas quieren que se profesionalice, no tengo dudas, pero lamentablemente no va a poder ser, yo sé que me voy a retirar y no lo voy a ver”, expresó Sánchez en 2018 y agregó: “van a haber muchas trabas y el camino va a ser difícil, pero el fútbol deja muchas enseñanzas y es clave que nunca lo dejen de intentar y que entiendan que somos mujeres dentro del fútbol y eso nos hace tener una obligación moral de militar por nuestros derechos también fuera de la cancha”.

Al poco tiempo de estos dichos, a la futbolista la desvincularon de UAI Urquiza -tras haber jugado durante siete años- a mitad del Torneo de Primera División 2018-2019, lo que la dejaría sin jugar y también sin la posibilidad de sumarse a algún club. Es por esto que decidió iniciar acciones legales contra UAI, pidiendo la regularización de su situación laboral y a la AFA, la profesionalización del fútbol femenino.

Fue así que luego de mucho esfuerzo por la igualdad de género, y con el pedido latente de ser escuchada, después de un paro de las jugadoras de la Selección Nacional por la falta de vestimenta y espacios para realizar los entrenamientos, Macarena logró que en la presidencia de Claudio “El Chiqui” Tapia en la AFA se firmara un acuerdo con Futbolistas Argentinos Agremiados (FAA), que consistía en la suscripción de ocho contratos con jugadoras en cada uno de los 16 clubes que componen la Primera División Femenina.

Lejos de poder creerlo, el 17 de marzo de 2019, Macarena se convirtió en la pionera de la profesionalización del fútbol femenino y, además, pasó a formar parte del plantel de San Lorenzo, institución que la recibió luego de la desvinculación de UAI.

Sindy Ramírez, jugadora del Ciclón, contó que Macarena se integró muy bien en el equipo, que es muy buena compañera tanto dentro como fuera de la cancha y que los valores que transmite con su lucha por los derechos de las mujeres son los mismos que demuestra en la cancha y en el vestuario antes de empezar cada partido. Además, agregó que durante los encuentros, Sánchez es una compañera que juega en equipo, que tira paredes y que siempre empuja hacia delante.

Ramírez también habló sobre el camino que tuvo que recorrer Macarena antes de lograr la profesionalización y cómo observan desde afuera todo lo que consiguió: “Nosotras la vemos muy feliz, creo que la enorgullece haber sido una de las artífices de esto, pero conociéndola creo que también debe sentir una responsabilidad muy grande para que sigamos teniendo los derechos que merecemos y que no se retroceda en esa cuestión.”

Hoy, un año después, Sánchez ocupa un lugar en el Gobierno nacional, dirigiendo el Instituto Nacional de la Juventud (INJUVE), espacio donde planea armar un plan nacional de inclusión, en el que los temas principales sean el estudio y el trabajo. Además, buscará salir a la calle y recorrer los barrios para conocer las necesidades de los jóvenes argentinos.

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