sábado, diciembre 7, 2024

Suiza-Austria, agobiados por los goles y el calor

Por Kevin El Id

El partido que disputaron los seleccionados de fútbol de Suiza y Austria en el Mundial de Suiza 1954 es el encuentro con más goles en la historia de las Copas del Mundo, que terminó con la victoria del conjunto austríaco por siete a cinco. Han pasado casi 66 años y 16 mundiales y en ningún enfrentamiento se convirtieron más goles que en ese.

El juego se disputó el 26 de junio de 1954 a las 17 horas en el Stade Olympique de La Pontaise, en Lausana. A este acontecimiento histórico se lo conoce como “La batalla de calor de Lausana”, ya que se vivió una verdadera batalla de goles, con 35 mil personas colmando el estadio, bajo una intensa lluvia y una temperatura que rondaba los 40 grados.

Ambas Selecciones jugaron con su indumentaria principal y formaron con un arquero, dos defensores, tres mediocampistas y seis delanteros, un esquema tremendamente ofensivo que se utilizaba en aquellos tiempos y era el motivo por el que los resultados solían ser muy abultados. El director técnico del local era el austríaco Karl Rappan, mientras que el del visitante era Walter Nausch, también de origen austríaco. Y el árbitro fue el escocés Charlie Faultless.

A pesar de la incesante lluvia y el fuerte calor, el partido había empezado movido, con chances claras de gol para los dos equipos, hasta que en el minuto 16, el delantero suizo y figura Robert Ballaman abrió el marcador. Apenas un minuto después, el delantero Josef Hügi puso el dos a cero, e, increíblemente, otro gol llegaría dos minutos más tarde también gracias a Hügi. Fue una ráfaga de goles del equipo rojo. El partido iba tres a cero a favor de Suiza en 20 minutos y parecía que su victoria no correría riesgos.

Sin embargo, en el minuto 25, el delantero de Austria Theodor Wagner descontó; un minuto después, el delantero Alfred Körner puso el tres a dos; y de nuevo se dio lo increíble: un instante más tarde, Wagner marcó otro gol y empató el partido. Era fútbol en estado puro, con el resultado que cambiaba minuto tras minuto y dos equipos atacando sin parar.

En el minuto 32, el mediocampista Ernest Ocwirk convirtió y dio vuelta el resultado a favor de los visitantes; dos minutos después, Austria estiró la ventaja con otro gol a cargo de Körner. Cinco minutos tardó el conjunto suizo en descontar, nuevamente gracias a Ballaman. Y así terminó el primer tiempo, con resultado cinco a cuatro para Austria, algo nunca visto en la historia del fútbol.

A los 53 minutos, ya en el segundo tiempo, el goleador Wagner marcó el seis a cuatro y su tercer gol en el partido, lo que provocó el ingreso al terreno de juego de los hinchas suizos, descontentos por el resultado. En medio del caos, el mediocampista suizo Charles Casali agredió al delantero rival Ernst Stojaspal, pero no fue sancionado.

En el minuto 60, Hügi anotó su tercer gol y volvió a darle vida a Suiza, que tenía media hora de juego para hacer un gol más y empatar el partido. Sin embargo, faltando 15 minutos para el final, el delantero Erich Probst selló el histórico siete a cinco y la clasificación de Austria. Durante la segunda mitad, los jugadores se notaban cansados y por eso el juego perdió la calidad y eficacia que habían tenido los primeros 45 minutos, en los que se había vivido una lluvia de goles.

Finalmente, la Selección de Austria se clasificó a la semifinal del Mundial, tras eliminar al conjunto anfitrión. Allí, fue goleado por Alemania Federal por seis a uno, que luego vencería a Hungría en la final por tres a dos y se consagraría campeón por primera vez. En el partido por el tercer puesto, la Selección dirigida por Nausch derrotó a Uruguay por tres a uno en Zúrich.

Aquella Selección de Suiza ha dejado un buen recuerdo en la memoria de los historiadores, ya que contaba con una buena defensa y tuvo una gran delantera que marcó muchos goles, por lo que se la consideró la sorpresa del Mundial. Austria, por su parte, desempeñó un gran torneo al ganarle un histórico partido a Suiza y obtener el tercer lugar.

El equipo anfitrión se había clasificado al torneo sin jugar ninguna clasificación, ya que era el organizador. Le tocó el grupo cuatro, junto a los seleccionados de Italia, Inglaterra y Bélgica. El 17 de junio, día del debut, venció a Italia por dos a uno en el Stade Olympique de La Pontaise de Lausana. Tres días más tarde, perdió por dos a cero frente a Inglaterra en el Wankdorfstadion de Berna. Con Inglaterra clasificada en primer lugar y Bélgica eliminada, debía jugarse un desempate entre el local y el equipo italiano para determinar quién se clasificaría como segundo del grupo y jugaría los cuartos de final. El partido se llevó a cabo el 23 de junio en el St. Jakob Park de Basilea, y fue goleada de Suiza por cuatro a uno.

Por su parte, Austria tuvo que jugar las eliminatorias europeas para poder clasificarse a la máxima competición: formó el grupo cinco junto a Portugal. Fue una serie de ida y vuelta, en la que el primer choque, disputado en Viena, fue victoria para el local por nueve a uno. La vuelta, jugada en Lisboa, fue un empate a cero.

En el Mundial, al seleccionado austríaco le tocó integrar el grupo tres con Uruguay, Checoslovaquia y Escocia. Su debut fue el 16 de junio en el Hardtum-Stadion de Zúrich, con victoria por uno a cero frente al conjunto británico. El segundo partido fue tres días después, en el mismo escenario, contra Checoslovaquia, que terminó con goleada de Austria por cinco a cero. Así, el equipo austríaco se clasificó sin mayores inconvenientes y quedó como segundo en el grupo, ya que Uruguay había convertido más goles.

Estaba siendo un Mundial muy parejo, en el que a los cuartos de final habían llegado grandes conjuntos de buenas actuaciones en la fase de grupos: Hungría, que había arrasado en su grupo, se enfrentaría a Brasil; Uruguay chocaría contra Inglaterra; Alemania Federal, contra Yugoslavia; y Austria, que era un candidato al título no solo por sus resultados sino por su buen juego, buscaría dar el golpe frente al local Suiza, que, tras vencer a Italia, se había convertido en otro candidato a consagrarse campeón.

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