jueves, noviembre 21, 2024

Ferenc Puskas, el goleador indomable

Por Marcos Barrientos

Hay muy pocos jugadores que logran llegar a la élite del fútbol mundial y ese es el caso de Ferenc Puskas, jugador profesional de la Selección de Hungría, que participó del Mundial de Suiza de 1954, con la particularidad de que además de futbolista era comandante militar de su país. Asimismo, logró destacarse en el fútbol europeo siendo uno de los máximos goleadores en la historia del Real Madrid.

Su padre, Ferenc Puskas, era entrenador del club del barrio Kispesti Athlétikai Klub y fue el mayor responsable en darle comienzo a su carrera en el mundo del fútbol, ya que fue quien lo inscribió en el club al cual dirigía.

Puskas, nacido en la ciudad de Budapest, comenzó su carrera desde muy joven. Muchos lo veían como una promesa futbolística, pero nadie se imaginó que dejaría su marca en el fútbol europeo y mundial para siempre. Con tan solo 17 años firmó su primer contrato como profesional en un club llamado Kispest A. C.

Por su potencia de goleador, el entrenador Bela Guttmann enseguida confió en él. En 1945, Puskas llegó a la Selección de Hungría, en la que tuvo una buena participación y marcó 84 goles en 85 partidos.

La Selección nacional de Hungría cambió mucho por cuestiones políticas, ya que el Ministerio Húngaro de Defensa convirtió al seleccionado en un equipo en representación del ejército y modificó el nombre de la institución a Asociación Deportiva de la Defensa de la Patria de Budapest. Como consecuencia a este cambio, cada club se convertía en una institución militar y a cada futbolista se le asignó un rango militar y fue ahí que Puskas recibió el nombramiento a comandante mayor.

Puskas participó del Mundial de Suiza 1954, en donde anotó 4 goles en toda la competencia. Además, se convirtió en el primer jugador en ser militar y futbolista al mismo tiempo en participar de una copa del mundo.

Por otro lado, el delantero húngaro no pudo mostrar el nivel que venía teniendo antes del Mundial, ya que se perdió parte del certamen a causa de una lesión ocasionada en la fase de grupos, cuando la Selección de Hungría se enfrentó a Alemania Federal. 

Puskas sufrió una fuerte entrada por parte del alemán Werner Liebrich y asegura que ese partido que lo marginó de los cuartos de final y semifinal fue uno de los encuentros en el que más faltas recibió: “Recuerdo que fue el partido que más me pegaron. No es una excusa, pero no me recuperé de una lesión que me dejó al margen de los cuartos de final y de la semifinal”, declaró.

Pese a la ausencia de Ferenc, la Selección de Hungría llegó hasta la final del certamen mostrando un buen nivel futbolístico que causó revolución en esa época. La final de dicho Mundial la perdieron frente a Alemania Federal por 3 a 2 con un gol de Maximilian Morlock y dos de Helmut Rahn para los alemanes, mientras que para Hungría conviertieron Ferenc Puskas y Zoltan Czibor Suhai.

Hungría formó con un 3-5-3, la famosa formación W: Gyula Grosics; Jeno Buzanszky, Mihály Lantos, József Boszík; Gyula Lorant; József Zakarias, Zoltan Czibor Suhai, Sándor Kocsis, Nandor Hidegkuti; Ferenc Puskas y Mihály Tóth.

Por su parte, Alemania Federal contó desde el principio con: Toni Turek; Jupp Posipal, Werner Kohlmeyer, Horst Eckel, Werner Liebrich; Karl Mai, Helmut Rahn, Maximilian Morlock, Ottmar Walter; Fritz Waler y Hans Schaefer.

Además, los húngaros no perdían desde 1950 y llegaron al torneo como uno de los favoritos. Ellos mismos sentían confianza, a tal punto de que tenían todos los festejos preparados. El mismo Ferenc habló de esa confianza, que no le jugó a favor al equipo. Con el transcurso del encuentro ese sentimiento desapareció como si nada. “De repente nos dormimos y cuando despertamos estábamos perdiendo por 3-2”, declaró el delantero.

Debido a la revolución húngara de 1956, muchos jugadores que participaban de las copas europeas debieron tomar rumbos distintos, yéndose a otros equipos. Por su parte, Puskas decidió irse a Europa Occidental y buscar equipo allí. Este hecho provocó que las autoridades comunistas de su región lo acusaran de traidor por su ocupación como militar y también le negaran la entrada a su país.

Con su llegada al otro lado de Europa, varios equipos grandes del fútbol italiano intentaron su fichaje, pero esto no fue posible, ya que Puskas tenía problemas en su país, lo que generó que partiera hacia Austria en busca de nuevos clubes en donde fuera necesaria su gran capacidad goleadora.

Ferenc, con más de 30 años, fue rechazado por varios clubes a causa de su edad y siguió buscando nuevos destinos por Europa. Llegó a España y tuvo que seguir probando suerte. El secretario técnico del Real Madrid, José Samitier, pretendía que Puskas formara parte del equipo.

Puskas compartió delantera con Alfredo Di Stefano. Debutó en el Real Madrid el 14 de septiembre de 1958 frente a la Unión Deportiva Las Palmas y anotó 21 goles en toda la temporada. Durante su estadía en el fútbol español pudo demostrar una gran capacidad goleadora, al anotar 156 tantos en 180 partidos. Además, por ejemplo, en un partido frente al Elche Club de Fútbol hizo 5 goles y convirtió 2 hat-trick frente al clásico rival Barcelona FC.

“Cañoncito Pum” y “el Comandante Galopante”, fueron los apodos que le pusieron sus seguidores. El primero debido a la potencia y precisión de sus disparos al arco y el segundo cuando fue nombrado comandante del ejército húngaro cuando el Honved, equipo en el que jugaba en ese momento, fue requisado por los militares de ese país.

Indudablemente, el delantero húngaro fue un icono en la historia del fútbol, a tal punto que recibió el reconocimiento por parte de  la FIFA y la IFFHS por su gran desempeño y, además, fue galardonado como el máximo goleador del siglo XX, mejor futbolista húngaro de la historia, el cuarto mejor de Europa y el sexto mejor jugador del mundo. Realmente Ferenc Puskas, quedará para siempre en la memoria de los futboleros.

Más notas