viernes, abril 26, 2024

Di Stéfano, un tipo tipo sin suerte (mundialista)

Por Federico Guerrero

La Copa del Mundo que se disputó en Chile 1962 fue la última bala que tuvo Alfredo Di Stéfano para poder jugar, por lo menos, unos minutos en el torneo más importante a nivel de selecciones. A la edad de 36, ya en el ocaso de su brillante carrera deportiva, a La Saeta Rubia se le presentó la oportunidad de poder competir con el país que lo adoptó, España. Pero las desgracias de la vida, esa “mala suerte” de uno, negaron esa posibilidad. Di Stéfano se lastimó la rodilla derecha en la víspera del Mundial, y no pudo disputar ni un solo partido, aunque viajó con la Selección española de Helenio Herrera para estar con el grupo e incluso fue inscripto para el campeonato. El argentino nacido en Buenos Aires falleció a los 88 años en julio de 2014, mientras se disputaba el Mundial de Brasil. Por más que nunca haya podido estar en la gran cita mundialista, nadie le puede sacar la corona de estar entre los mejores futbolistas de la historia, ese selecto grupo de cracks que escribieron, cada uno en su época, las exquisitas páginas del fútbol: Pelé, Cruyff, Maradona, Messi… entre otros.

Pero, ¿qué pasó en los anteriores mundiales? A Di Stéfano la fortuna no sólo no lo acompañó en el Mundial de Chile. En los ediciones previas siempre hubo un conflicto deportivo o extradeportivo que le arrebataron la posibilidad de “bailar con la más bella”.  En 1950, cuando era apenas un pichón de delantero que causaba desastres en las defensas rivales, la Selección Argentina se negó a participar del Mundial de Brasil por sus diferencias con la Confederación Brasileña de Fútbol. Cuatro años más tarde, en Suiza ’54, y él siendo jugador del Real Madrid, otra vez Argentina se negó a competir debido a que la FIFA rechazó su propuesta de realizar el Mundial. En 1956 se nacionalizó español, y en 1957 jugó su primer partido para los europeos contra Holanda. Su meta era poder estar en Suecia ’58, pero España no logró clasificar al torneo y a Don Alfredo se le esfumó otra cita con la dama que, por lo menos, una vez en su vida, todos quieren tener.

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