martes, noviembre 12, 2024

“La Batalla de Santiago”

Por Joaquin Dolz

El Mundial de 1962 quedó marcado por los hechos violentos que sucedieron
en muchos partidos de la competencia y uno de ellos fue el encuentro entre
Chile e Italia. Todo comenzó días previos al torneo cuando el diario La Nazione
envió a un reportero llamado Corrado Pizzinelli al país trasandino y fue
acompañado por Antonio Ghirelli del diario milanés Il Corriere Della Sera con el
objetivo de redactar acerca de cómo se vivía en el país anfitrión. “Chile es un
símbolo triste de las diferencias humanas y de una vida afectada por todos los
males”, dijo Pizzinelli. Lo que ambos periodistas contaron fue que el país
sudamericano era uno de los más subdesarrollados del mundo, que contaba con
todos los males como desnutrición, prostitución, analfabetismo, alcoholismo y
miseria.
De este hecho en adelante todo cambió en la relación entre estas dos naciones
gracias a que todo lo escrito por los corresponsales italianos fue enviado por la
embajada chilena de Roma a Santiago, por lo que el gobierno se lo traspasó a los
medios locales. Esto generó un gran enojo en el pueblo chileno que
inmediatamente manifestaron sus ganas de “poner a los italianos en su sitio”.
Todos estos sucesos causaron tristeza en el conjunto europeo, por lo que
decidieron depositar flores en las tumbas de los héroes chilenos además de
ingresar al estadio con ellas.
El partido se disputó el 2 de junio de una forma muy brusca, con golpes por parte
de los locales desde el comienzo del juego, patadas a la altura del hombro a lo que hay
que sumarle un árbitro muy favorable a Chile que se dio el lujo de expulsar a dos
jugadores azzurros. Gracias a todos los hechos violentos que se vivieron en el
encuentro, el mismo fue catalogado como “La Batalla de Santiago” por la prensa
internacional. El resultado final fue un 2-0 para los locales, los goles fueron
marcados por Jaime Ramírez y Jorge Toro, ambos en la segunda parte.

El hecho particular fue que el juez del partido, el inglés Kenneth George Aston,
había dirigido a Chile en su anterior partido ante Suiza en el que la roja ganó por
3 a 1. Hasta hoy en día Aston es acusado de haber beneficiado al conjunto sudamericano
para asegurar el éxito económico del torneo debido a que los estadios solo se
llenaban cuando jugaba el local. “No estaba arbitrando un partido de fútbol,
estaba actuando como un juez en maniobras militares”, confesó Aston. La prensa italiana considera el partido como el robo más descarado de
la historia de los mundiales. Para los locales fue una hazaña y lo toman como la
venganza justa para los italianos que son acusados como fascistas, mafiosos y
drogadictos.
Este mundial no fue caracterizado por el fair play, sino por ser uno de los más
violentos de la historia debido a la gran agresividad con la que se vivían los
partidos  Durante el torneo se disputaron partidos entre países con
conflictos políticos, entre ellos la Unión Soviética y Yugoslavia que tenían
asuntos pendientes por las diferencias entre Stalin y Tito. Esto afectó al
desarrollo del partido debido a que hubo puñetazos, patadas, cabezas rotas y
fracturas por lo que dicho cotejo fue otro de los más recordados.

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