jueves, noviembre 21, 2024

Francia 98: el Mundial de las cábalas

Por Nicolás Santarcieri

A lo largo de los 21 mundiales que se desarrollaron desde 1930, hinchas, dirigentes, y hasta entrenadores y jugadores implementaron distintas cábalas en búsqueda de una mejor suerte para afrontar los partidos o simplemente para eliminar algún tipo de energía negativa, y Francia 1998 no fue la excepción.

En el plantel francés había una conocida costumbre de Laurent Blanc, con Fabien Barthez, arquero titular. El ritual que implementó el ex central de “Les bleus” fue besarle la cabeza al guardameta pelado luego de finalizar los partidos. El resultado no pudo ser mejor: Los dirigidos por Aimé Jacquet salieron campeones invictos en su primera obtención del trofeo.

Años más tarde, en Rusia 2018, los jugadores franceses modificaron la cábala de Blanc: El cambio consistía en tocarle el bigote a Adil Rami, defensor del Olympique de Marsella, antes de cada partido. Los galos volvieron a ser campeones del mundo tras utilizar una cábala, y vencieron por 4-2 a Croacia en la gran final de Moscú.

El ex volante de Estudiantes de La Plata, Juan Sebastián Verón, también utilizó una superstición en el Mundial de Francia y se trataba de vendarse las rodillas, debido a una lesión que había sufrido en la Sampdoria de Italia. A diferencia de los franceses, la cábala de la Brujita finalizó en cuartos de final, instancia donde la Selección Argentina quedó eliminada al haber perdido 2 a 1 contra Holanda.

Asimismo, en América del sur hubo otro futbolista que tuvo la misma costumbre antes de disputar un partido: fue Iván Zamorano, histórico goleador chileno, que al igual que Verón, usó una venda, pero en la muñeca derecha. La explicación de este ritual es que, en un partido de 1996, “Bam bam” se vendó aquella zona del cuerpo por un fuerte dolor y al finalizar el partido convirtió un hat trick. Desde ese momento, el ex delantero del Real Madrid se volvió fanático de estas supersticiones.

Un campeón del mundo que también tenía distintas costumbres antes de disputar un partido de la Copa Mundial era Ronaldo. El legendario delantero brasileño creía que obtendría una mayor suerte de cara al encuentro si entraba al campo de juego con el pie derecho. En Francia 1998 le sirvió hasta la final, en la quee perdió por 3-0 con el conjunto local, pero el “fenómeno” tuvo revancha cuatro años más tarde, cuando ganó el mundial 2002 disputado en Corea y Japón.

La única cábala que no sirvió más que para la fase de grupos fue la que practicó Paul Ince, ex mediocampista de la selección inglesa. El ritual que tenía el volante era ser el último en salir del vestuario y sin ponerse la camiseta. Ince se vestía camino al campo de juego, pero su selección solo avanzó hasta los octavos de final en dicha copa del mundo, y en aquella instancia quedó eliminada a manos de Argentina, en un partido que se definió por penales.

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