Por Joaquin O’Donnell
“Fue un momento muy importante en Francia porque fue la primera vez que la selección ganó un título Mundial. Se plantearon dos cuestiones. Primero, ¿Cómo es posible que un equipo multicolor y multi religioso consigue ganar unido? Esto planteó otra cuestión: ¿Por qué esto no ocurre en otros ámbitos en Francia? Esto es muy importante. El cuestionamiento sobre la igualdad, sobre la historia, se vuelve cada vez más legítimo a partir de 1998. Desde 1998 ese debate se instala en la sociedad”, dijo Lilian Thuram en el diario El País.
Thuram debutó en 1994 con la Selección francesa, casualmente el mismo día que lo hizo Zinedine Zidane. En aquel amistoso frente a Checoslovaquia le tocó marcar a Tomas Skuhravy, un grandote de 1,93m. Aquella noche fue la primera vez que vistió la camiseta gala para hacerlo un total de 142 oportunidades y convertirse en el que más veces la ha lucido por delante de jugadores como Thierry Henry (123) y Marcel Desailly (116), todo un honor para un futbolista de la procedencia de Thuram, no siempre bien visto por determinados grupos políticos en su país.
Pero la noche más recordada para el jugador fue la del 8 de julio de 1998, en el Mundial que se disputaba en la misma Francia, ya que convirtió los únicos dos goles. De esa manera, los galos derrotaron 2-1 a la Croacia de Davor Suker, quien se convertiría en el goleador del Mundial. Tras ese partido, los anfitriones del campeonato accedieron a la final por primera vez en su historia y la ganaron por 3-0 frente a Brasil, pero esta vez fueron dos de Zidane y uno de Emmanuel Petit los que le dieron la victoria.
Lilian nació en las Antillas francesas en el comienzo de 1972. A los nueve años se mudó desde la isla Guadalupe a un barrio parisino muy precario en el que la delincuencia y la pobreza eran sus características principales. Desde ese entonces jamás olvidaría sus inicios. Sus antepasados fueron esclavos y desde niño convivió con un clima hostil.
Sus dotes con la redonda lo llevaron a que rápidamente los ojeadores de clubes grandes se fijaran en él. Así fue como con 20 años ya era profesional en el AS Mónaco, donde debutó en 1991 y donde ganó su primer título como jugador. Luego tras cinco temporadas, pasó por Parma para conseguir la Copa UEFA (hoy Europa League) y la copa local de 1999, además de consolidarse como titular. A la Juventus llegó en el 2001 para ganar cuatro scudettos y disputar la final de la Champions League 2003. Finalmente Barcelona fue su último destino, donde se retiró antes de lo previsto por una malformación cardiaca.
Tras retirarse del fútbol, el lateral se convirtió en un activista político y llevó adelante la bandera contra el racismo hasta hoy. Su objetivo es combatir la discriminación en Francia. Todo empezó en 2007, cuando protagonizó un cruce de palabras con el por entonces presidente Nicolás Sarkozy en el que le reprochó tener una vista errónea de los suburbios de París. Sarkozy había colocado cámaras de vigilancia en las zonas mencionadas. Thuram se encargó de hacerle ver que los delincuentes no se encontraban en los suburbios sino en los barrios ricos de París.
Este jugador encontró en el fútbol una salida a sus problemas, convirtiéndose en un modelo que debería servir para entender el conflicto racial que existe en Francia y en el mundo entero. Lo cierto es que Bélgica, Inglaterra, España o la misma Francia no tendrían tanto éxito sin la ayuda de jugadores de otras nacionalidades.