sábado, abril 27, 2024

Huusmann, la nadadora que busca hacer su camino en el agua

Por Massimiliano Russo

Entrando a la ciudad de Bariloche en la costa del Nahuel Huapí hay un pequeño club de
natación, Piletas del Nahuel. No es muy distinto a cualquier otro del país aunque si
mencionamos que Anna Huusmann, integrante de la selección argentina, se entrena ahí
puede parecer de otro planeta. Ella difícilmente lo vea así, sino más bien como el lugar
donde disfruta hacer lo que ama, nadar. O tal vez sea su segunda casa, ya que en el
club comparte tiempo con su mamá y otros miembros de su familia.

Anna a sus 15 años deslumbró en el último Mundial Juvenil disputado en Budapest. Ahí se destacó especialmente en la prueba de 1500 metros al quitarle el record de la categoría a Delfina Pignatiello y se quedó con el 11° puesto. Este junto con
otros resultados recientes le valió la clasificación al Sudamericano de Natación, donde
competirá con mayores. Recuerda sus inicios desde muy chiquita, cuando era bebé y
nadaba con su mamá. Después, a los ocho años empezó a nadar con su actual
entrenador Maximiliano Ceballez, o simplemente Machi, como suele llamarlo. De sus
comienzos no recuerda mucho, pero alcanza a afirmar con una sonrisa que siempre le
gustó nadar y rescata de su memoria a sus hermanos, que también nadaban en alto
rendimiento y ella solía ir a verlos competir.

Ella tiene sueños como cualquier otro adolescente, quizás ser campeona sea uno de ellos
pero no pierde la cabeza por conseguirlo. Le gusta vivirlos, no le interesa ganar una
medalla, quiere competir, viajar, nadar; en otras palabras, disfrutar la experiencia que
la llevó a ese resultado. El día a día es su principal motivación, según ella, los torneos
en los que compite en el presente siempre son su objetivo y no piensa mucho en el
futuro, a excepción de su gran meta del momento: clasificar a los Juegos Olímpicos de
la Juventud Dakar 2022.

Además de nadadora, es una persona muy apegada a sus seres queridos, a quienes recordó con estas palabras: “Siempre que viajo el grupo y mi familia me están apoyando aunque sea mandándome videos. Cuando volví del mundial todos fueron a buscarme al aeropuerto. Es algo muy lindo porque no sería lo mismo estando sola. Mi familia y amigos son súper importantes y gracias a ellos estoy acá”.

El año pasado disputó su primer Múndial Juvenil en Budapest, Hungría, el cual significó un gran cambio en su carrera por todos los nervios y la adrenalina que puede generar una situación como esta. Mientras recuerda su experiencia expresa: “Estaba muy nerviosa. Llegué a Budapest cuatro días antes de competir y la idea de competir en la pileta que siempre vi en tele (Duna Arena) me ponía la piel de gallina. Pude romper el hielo con la posta en el primer día y después al segundo nadé los 800 metros. Pobre Machi, seguro lo habré re molestado, estaba insoportable. Después de esa carrera me relajé, traté de meterme en la cabeza que estaba en un Mundial y que tenía que disfrutarlo”.

Más allá de sus nervios iniciales, hoy a la distancia guarda recuerdos muy placenteros de su estadía en una de las piletas más emblemáticas de este deporte. Los expresó con estas
palabras: “Para mí fue muy emocionante, vi como se manejaban las potencias importantes. Me traje muchas experiencias para volver a entrenar. Eran tantos que te motivaba a estar en un equipo así. Ver a Estados Unidos o a Rusia como se alentaban entre ellos era hermoso”.

El primer sueño que vivió en su carrera fue su debut en la selección juvenil, el cual
describió recordando su asombro: “La pasé muy bien, conocí a otros chicos que hacían lo
mismo que yo y eso está buenísimo porque te conectás con otras personas. Fue súper
importante porque siempre soñé con estar ahí”.

Desde aquél momento, su carrera creció mucho y tal vez esté lejos de su tope aunque eso el tiempo se encargará de descubrirlo. El diciembre pasado se garantizó la clasificación al
Sudamericano de mayores que iba a disputarse del 25 al 29 de marzo en el Parque Olímpico pero que fue postergado debido a la pandemia del Coronavirus. Aún así no deja que esto le impida soñar con vivir otro de sus sueños, el debut en la selección mayor, el cual afirmó que va a ser todo un cambio y agregó estas palabras: “Por un lado estoy muy intrigada por ver qué pasa pero también un poco nerviosa. Va a ser raro convivir con gente tan grande pero voy a tratar de aprender de ellos, son los mejores nadadores del país y quiero aprovechar para preguntarles más que nada como hacen para seguir adelante después de un mal torneo, entre otras cosas”.

Maximiliano Ceballez: “Anna es una nadadora de mucho potencial, convicciones e ilusión”

-¿Cómo ves que Anna se toma el deporte?

-Se lo toma muy al extremo. A veces hay que explicarle que tiene que bajar un cambio. La única forma de salir con una sonrisa no es con una medalla de oro. Hay muchas otras cosas atrás de eso. Su explosión al momento de querer competir le hace conseguir los logros que tenemos pero lo más importante es su desarrollo en su carrera.

-¿Ves que va captando ese mensaje?

-A medida que va creciendo va implementando unos conceptos. Tiene que tomarse las cosas con calma y entender que con un mal entrenamiento no pasa nada y que un buen
entrenamiento por sí solo no le garantiza ser campeona. Está en mí enseñarle la otra cara del deporte: Que aprenda cosas de otro lado, que disfrute y que entienda que el proceso es lo más importante y no el resultado.

-¿Cómo la definirías como nadadora?

-Es muy obsesionada. Es una nadadora con mucho potencial, convicciones e ilusión. Eso hace que por momentos sea el pilar y a veces algo negativo. Tiene mucho camino por recorrer y aprender. Todavía no está definida como nadadora ni como deportista, está en ese proceso. Queda en mí entregarle las herramientas para que se vaya definiendo.

-¿Intentás trabajar desde lo emocional?

-Si, tengo una psicóloga deportiva que trabaja conmigo. Día a día hacemos ejercicios para
comprender que un buen o mal entrenamiento no es determinante. Puedo mostrarle un
montón de semanas malas y así todo conseguimos un buen resultado. Estar siempre cerca de ella hace que no pueda generar falsas ilusiones.

-¿Qué similitudes y diferencias notás entre la Anna que recién empezaba a nadar y la actual?

-Va creciendo un montón pero desde mi punto de vista falta. Ya calmó muchas de sus
ansiedades que tienen los chicos, va cambiando planificación a planificación. Estamos lejos de lograr el objetivo final en esa madurez. Tiene 15 años, eso es lógico.

-¿Cómo fue la preparación para el Mundial Juvenil?

-Fue muy linda. Anna pegó un salto gigantesco como persona y deportista. Nuestra preparación empezó a fines de mayo, cuando fuimos a Santiago del Estero para hacer la marca y clasificar. Antes del torneo entrenamos dos semanas solos en pileta de 50 metros para concentrarnos y buscar el ritmo de la prueba que teníamos que encontrar. Parecía una locura pero estábamos convencidos de que era lo que íbamos a buscar. Cuando hicimos la marca, nos fuimos devuelta solos a Buenos Aires para entrenar dos semanas en el CeNARD. Para una nena de 14 años es una experiencia espectacular porque no solo tiene que generar buenos entrenamientos sino entender un proceso. Debió entender que estaba dos semanas volcada a la natación. Eso hizo que Anna crezca un montón para sumarse a la gira que hizo el seleccionado en España antes del Mundial en Budapest. Haber quedado 11 del mundo fue excelente (en 1500 metros libre) y un premio merecido porque trabajamos un montón para lograrlo pero ilusionándonos con poder dar un poco más.

-¿Le costó trabajo adaptarse a la pileta de 50 para la preparación?

-En su caso pasa por el convencimiento. Si estamos convencidos de que la pileta de 25 metros donde entrenamos nos va a llegar a lograr el objetivo, así será. No es necesario entrenar en una pileta de 50 para eso aunque hace bien, en su momento nos dio la seguridad de lo que estábamos haciendo. En Santiago del Estero le costó cuatro o cinco días adaptarse pero después empezaron a salir los promedios de entrenamiento que buscábamos.

-¿Cómo se tomó el viaje al Mundial?

Lo primero que intenté hacerle entender es que nunca tenemos responsabilidad de ganar algo sino que tenemos experiencia. Con 15 años tiene mucho camino por recorrer. Creo que entendió que no tenemos la presión de ganar cosas. Entendió que no íbamos a ser campeones del Mundo y que iba a hacer su marca. Tiene que seguir su proceso y no el de cualquier otra nadadora. Tiene que disfrutar del proceso independientemente del resultado para que el día de mañana pueda contar que fue nadadora con mucha alegría. Esa fue nuestra clave, entender que no teníamos obligación sino que era muy probable que nos equivoquemos, porque ir a un estadio como el Duna Arena en un Mundial con 15 años podía llevar a eso. Pasa lo mismo con el sudamericano de mayores que está planeado para este año.

-¿Creés que al terminar el Mundial entendió el mensaje?

-Creo que si. Cuando terminó sus pruebas nos pusimos a ver a lo demás países. Creo que
entendió que no íbamos a hacerle fuerza a las potencias y que nosotros no íbamos a cambiar la historia de la natación argentina en el Mundial. Entendió que iba a nadar en su parcial sin importar el resultado.

-¿Qué experiencia te dio a vos el Mundial?

-Me traje un montón de ventanas abiertas, estamos lejos de la elite mundial y yo en mi
estructura a años luz pero entiendo que tenemos que tratar de pelearles y de hecho, se puede, hay nadadores que lo han logrado. Tenemos que analizar nuestra estructura y analizar que si queremos pegar ese salto de calidad, por lo menos tenemos que mudarnos de Bariloche a otro país. La manera con la que se manejaban las potencias nos dejaba muy lejos de ellos y nosotros llevamos buenos nadadores. Ellos nadaban en cuatro o cinco pruebas cuando nosotros lo hacíamos en una sola para que no se cansaran. Ese concepto nos marca como somos . Yo me pregunto: ¿Por qué las potencias pueden competir varias pruebas en un Mundial y nosotros no? Si esto pasa es porque algo estamos haciendo mal y ellos algo están haciendo mejor.

-¿Pudiste encontrar la respuesta a esa pregunta?

-Es muy difícil. Me fui con la ilusión de hacer contactos y charlar con otros entrenadores pero estuve muy enfocado a Anna y no tuve tiempo para hacer las dos cosas. Observe bastante la unidad de sus grupos, sus entradas en calor, vi si hacían las cosas parecidas a nosotros y descubrí que muchas eran distintas. Ver a la campeona del mundo de los 800 y 1500 metros terminar de competir y no hacer una remosión como lo tenemos nosotros en los archivos me hace preguntar por qué lo hacemos. Descubrí que estamos lejos pero podemos pelearle de igual a igual a las potencias.

-¿Cuál es tu objetivo a futuro como entrenador?

-Mi objetivo es formar muchos deportistas, ojalá que muchos de ellos puedan vivir lo que vivió Anna. Personalmente lograr cumplir los objetivos con cada deportistas, en el caso de Anna es un Juego Olímpico Juvenil, llegado ese objetivo, plantearemos otro. Estar en un mundial es algo muy lindo que nos da la posibilidad de competir internacionalmente. Ese fue el objetivo del año pasado pero van cambiando planificación a planificación. Obvio que todos tenemos muchos sueños, no soy el único que quiere estar en un Juego Olímpico o en Mundial de mayores pero para eso falta.

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