domingo, noviembre 24, 2024

Gripe A, cuando la pelota no se paró

Por Matías Cavallero

Hace no mucho tiempo, hace apenas once años, el mundo sufrió el embate de una pandemia con características muy similares al Covid-19, enfermedad que tiene en vilo a la humanidad. El nuevo coronavirus cuenta en miles a los infectados y a sus víctimas mortales todos los días, y tiene a la gran mayoría de la población global confinada en sus hogares, en lo que, por el momento, parece la única solución para mitigar este flagelo. La gripe porcina es el antecedente más próximo.

En prácticamente todos los países, incluidos aquellos que se vanaglorian de tener las mejores ligas del mundo, la actividad futbolística se frenó en el primer trimestre de 2020, dejando a la deriva la definición de los torneos más trascendentes. La salud pública viene primero. En 2009, cuando la gripe H1N1 se presentaba en Veracruz para establecerse en varios confines de la tierra, las medidas tomadas por las organizaciones internacionales fueron bien distintas.

El primer caso importado en Argentina llegó en abril de aquel año, pero se detectó dos semanas después debido a que el portador ingresó asintomático al país desde la Ciudad de México. La bola de contagios se extendió a partir de junio, épocas en las que acechaba un frío intenso y las condiciones climáticas eran propicias para el esparcimiento del virus.

En julio, el Gobierno, bajo la presidencia de Cristina Fernández de Kirchner, decidió suspender las clases y extender las vacaciones de invierno un mes más. En medio de una circunstancia inédita, cuando 1.600 personas se encontraban infectadas en las 24 provincias y ya habían fallecido otras 30, debía disputarse la última fecha del Torneo Clausura 2009. Los ribetes del destino eligieron aquel momento para que, al mismo tiempo, los dos candidatos al título se enfrentasen: Huracán, con 37 puntos; y Vélez, que acumulaba 36 unidades, jugaban el partido más trascendente del campeonato.

Se barajó postergar el encuentro para más adelante, cuando las autoridades nacionales lo analizaran conveniente; otra de las alternativas había sido definir al campeón a puertas cerradas. Sergio Massa, actual Presidente de la Cámara de Diputados –partidario del aislamiento obligatorio en épocas de coronavirus- y jefe de Gabinete en aquel entonces, había dictaminado la posición del Gobierno: “Respetamos la actualidad individual de cada cual de concurrir a los estadios, aún cuando se desaconseja”.

Tras una reunión del Comité Ejecutivo de la Asociación del Fútbol Argentino (AFA), en la que el Fortín postuló el pedido de jugar el encuentro con público (de lo contrario, hubiera sufrido una pérdida de recaudación cercana a los $600.000), se determinó que el evento deportivo se realizara normalmente. Julio Grondona, presidente en ese momento de la entidad con sede en Viamonte, había dado su parecer: El criterio es respetar lo que digan las autoridades médicas, pero en lo personal no estoy de acuerdo en suspender la fecha”

La opción de postergar el cotejo no convenció a nadie; los vencimientos de contratos complicaban esa idea, tal como la continuación de la actual Copa de la Superliga, de la cual apenas se jugó una jornada. Poco les importó a los responsables de los clubes la aparición de los síntomas de la gripe A en Alejandro Martinuccio, exjugador de Chicago, apenas una tarde después de aquel mitín. El nivel de delirio subió hasta en los fanáticos que se prestaban a comprar las entradas. La hinchada visitante podía colmar las tribunas, y las 40.000 butacas disponibles para ambas parcialidades estarían repletas de barbijos, alcoholes en gel, pero también una inconciencia colectiva. “Si me enfermo, sólo le pido a Dios que me permita llegar al domingo con vida para ver a Huracán campeón”, asumía orgulloso un fan Quemero en la previa del juego, que acabaría con una polémica victoria de Vélez por 1-0 en el Amalfitani, gracias a aquel gol de Maxi Moralez, tras una falta de Joaquín Larrivey al arquero Gastón Monzón. 

Otra contienda definitoria debía jugarse en territorio bonaerense: Estudiantes y Cruzeiro buscaban la gloria eterna y consagrarse en la Copa Libertadores. La final, que se disputó en el formato de ida y vuelta, esperaba el recibimiento de los Mineros por parte de los Pincharratas en el primer duelo en el Único de La Plata. La dirigencia de la “Bestia Negra” intentó evitar la normal realización del encuentro, asegurando que la toma de decisiones por parte del fútbol argentino “dejó a todos muy preocupados”. Los brasileños no pudieron postergar la cita, que acabó 0-0 un 8 de julio. Los dirigidos por Alejandro Sabella serían campeones en el Mineirao una semana después.

El epicentro del virus fue el más perjudicado en términos futbolísticos, pero no tomó medidas drásticas tal y como ocurrió con la pandemia del COVID-19. Durante la disputa del Clausura 2009 en México, apenas se jugaron tres partidos de la fecha 15 y de la 17 sin público, y sólo la jornada 16 en su totalidad no contó con las parcialidades en las tribunas. Para los periodistas y fotógrafos era obligatorio el uso de barbijos y también debieron mantener cierta distancia con los jugadores. Las fuertes repercusiones se generaron en torno a la competición que, a la postre, tendría a Estudiantes como ganador.

Los duelos de octavos de final del torneo continental tenían en su menú a las Chivas de Guadalajara enfrentando a San Pablo y a San Luis cara a cara con Nacional de Uruguay. En un principio, los cotejos que tenían que jugarse en el país azteca se aplazaron una semana. Luego, y ante la negativa de brasileños y uruguayos de trasladarse a México, la propuesta de la Confederación Sudamericana de Fútbol (CONMEBOL) fue que las contiendas se produjeran  a partido único, con los norteamericanos en condición de visitante. El acuerdo final constó en la clasificación directa de San Pablo y Nacional a los cuartos de final, la retirada de San Luis y Chivas del campeonato y su participación en la edición 2010 desde la ronda de 16 equipos.

Anteriormente, en el enfrentamiento entre el equipo de Guadalajara y Everton de Viña en Chile, se había dado un polémico cruce entre Héctor Reynoso, defensor del conjunto visitante, y Sebastián Penco, delantero de los locales: sabiendo del miedo general por el H1N1, el mexicano le tosió en la cara al argentino.Me dio la pauta también ver que se espantó el rival cuando hice eso, que retrocedió; vi la cara de espantado y lo insistí más”, había exclamado en aquel momento el central. En México , finalmente, el virus provocó más de 70.000 casos y cerca de 11.000 fallecidos.

Europa, que también padeció las consecuencias de la enfermedad con 4.000 muertos, continuó con las competiciones de forma normal, pese a que en diversos países varios futbolistas fueron contagiados. Previo al comienzo de la edición 2009/10 de la Bundesliga, una médica alemana pidió a los fanáticos no darse la mano, besarse y abrazarse” durante la celebración de un gol. En Francia, un Mónaco alicaído y peleando el ascenso a la Primera División de la Ligue 1 contó con cuatro futbolistas infectados, pese a que no se viralizaron los nombres. Sí debió aplazarse, en octubre, un duelo entre el Olympique de Marsella y el PSG, que entre sus filas acarreó tres casos: Jeremy Clement, Mamadou Sakhó y Ludovic Giuly.

El gran Barcelona de Pep Guardiola, que conquistó todos los títulos posibles en su primera temporada, tuvo a Eric Abidal y Yaya Touré entre los contagiados. Pero sin dudas, el caso más bizarro se produjo en Inglaterra. Más de un equipo, entre ellos el Manchester City, acumuló portadores del virus, pero tres futbolistas del Blackburn Rovers contrajeron la enfermedad pocos días antes de disputar un duelo de Premier League ante el Chelsea. Carlo Ancelotti, entrenador de los Blues, había minimizado los casos: “No estoy preocupado, la gripe no sólo está en el campo sino que está en todos lados. Queremos pensar en jugar, eso es todo. Sé muy bien qué tengo que hacer si contraigo el virus; es una prescripción de mi abuela, leche caliente, alcohol y vino tinto”.

Hoy, en pleno brote del coronavirus, que suma cada día más casos en todas partes del mundo, se toman otros recaudos. Gran parte de las naciones tomaron la determinación de establecer una cuarentena obligatoria y la pelota, al menos por un tiempo, se frenó. Las recomendaciones, en 2009 y ahora, son las mismas: constante y correcto lavado de manos, toser y estornudar en el pliegue del codo, desinfectar objetos de uso cotidiano y airear los ambientes. Para la gripe A hay vacuna. Para el COVID-19 no. La gran diferencia es que ahora, hay que quedarse en casa. Para que la cotidianeidad y el fútbol vuelvan a ser moneda corriente.

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