Por Federico Bajo
Apenas jugó un campeonato y marcó un gol con la camiseta de Racing Club, pero le alcanzó para ganarse el cariño de los hinchas.
En 1985 la institución de Avellaneda transitaba por la Primera B, segunda división del fútbol argentino, a la que había descendido en 1983. Era uno de los peores momentos para el club, por el cual pasaron cuatro entrenadores en una campaña de 48 partidos. Eso, sumado a la crisis que sufría, con una deuda que llegó a 1,5 millones de dólares y que obligó a realizar una convocatoria de acreedores, planteaban un panorama desolador.
Sin embargo, la pesadilla terminó el 27 de diciembre cuando Racing igualó 1-1 con Atlanta en el partido de vuelta de la final del octogonal por el segundo ascenso -la otra plaza fue para Rosario Central, el campeón- y consumó su regreso a Primera. Como en la ida se había impuesto por 4-0, ese día la Academia necesitaba ganar o empatar para evitar un tercer encuentro. El fin del recorrido por la B se allanó a los 17 minutos del primer tiempo cuando Néstor Edgardo Sicher, un lateral izquierdo que había arribado a préstamo desde Lanús a principio de temporada, recibió un pase al borde del área y ejecutó un disparo de zurda que clavó la pelota en el ángulo superior derecho del arco defendido por Daniel Baglioni. En el complemento llegó el empate, pero nada evitó que en la cancha de River Plate, donde se jugaron ambos encuentros, se desatara la fiesta albiceleste.
“Era difícil rescatarlo de todos los brazos que querían capturarlo para brindarle el reconocimiento al ‘goleador’ de la gran noche”, describió una crónica publicada al día siguiente en el diario Clarín. Pero para Sicher la fiesta duraría poco ya que la fractura de mandíbula que sufrió en una acción posterior al gol, le demandaría reposo. Además, aún le faltaba saber que aquella había sido su última vez como futbolista de Racing.
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En la calle Erezcano 1252, localidad de José Mármol, provincia de Buenos Aires, se ubica la Secretaría de Desarrollo Social de la Municipalidad de Almirante Brown. Allí un largo pasillo conduce a las distintas oficinas entre las que se encuentra la del Coordinador de Adultos Mayores, cargo que desde 2003 ocupa Sicher.
La melena enrulada que lucía en sus épocas de futbolista perdió volumen y dio lugar a unas prominentes entradas. Lo que sí mantiene es su particular bigote, que el tiempo volvió canoso.
Nacido en Rafael Calzada el 28 de septiembre de 1960, ingresó a trabajar en el municipio en 1993, un año antes de finalizar su carrera futbolística, y primero se desempeñó en la Dirección de Deportes como encargado de organizar actividades en los barrios.
A pesar del tiempo que lleva trabajando en la Secretaría, no todos lo conocen.
“Quién es Néstor Sicher?”, pregunta confundida la recepcionista.
Nadie le responde.
No es el único lugar en el que ocurre. Durante la Superliga 2018/19, de la que Racing se coronó campeón, Sicher fue a la cancha cada vez que el equipo jugó como local, ya que el club le otorgó una platea para él y un acompañante. En la mayoría de las ocasiones, caminó entre los miles de hinchas racinguistas sin ser identificado.
“Pasó mucho tiempo. Hay gente que ronda los 60 años y por ahí me reconoce, pero son pocos”, se apresura a explicar.
Cuando era chico simpatizaba por Boca, pero el camino transitado como futbolista lo acercó a Racing. Es padre de dos varones y una mujer, todos hinchas de la Academia. Incluso Gastón, su hijo mayor, nació ocho días antes del partido final ante el Bohemio.
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En su paso por Racing, Sicher jugó 42 encuentros y junto a Walter Fernández fueron los futbolistas del plantel que más partidos disputaron ese certamen. Pero días después de ascender, debió regresar a Lanús porque Racing no renovó su préstamo cuyo monto era de 50 mil dólares. Nunca le explicaron los motivos. No obstante, al día siguiente del duelo ante Atlanta, Héctor Rinaldi ganó las elecciones y se transformó en el nuevo presidente del club, que en medio de la crisis debería afrontar el primer semestre de 1986 sin competencias debido a una reforma de los torneos.
“Estuve dolido -asegura Sicher sentado en su oficina-, aunque las cosas se dieron así. Duró muy poco. En el fútbol disfrutás el momento y ya tenés que estar preparado para lo que viene”.
Tiene una voz áspera, pero habla claro y transmite seguridad al hacerlo. Sin embargo, su vozarrón se entrecorta cuando recuerda el gol y por única vez parece estar a punto de quebrarse.
“Esos momentos -hace una pausa y carraspea antes de continuar- son difíciles de olvidar”.
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Para resumir su carrera podría decirse que pasó por cinco clubes: Lanús entre 1980 y 1984, y el primer semestre de 1986, Racing en 1985, Gimnasia La Plata en las temporadas 1986/87 y 1987/88, Chacarita Juniors de 1988 hasta mediados de 1991 y Brown de Adrogué donde se retiró en 1994. Solo fue campeón de la Primera C en 1981 y en la máxima categoría del fútbol argentino disputó siete partidos con el conjunto platense porque, según reconoce, no supo ganarse el puesto.
Nunca sobresalió por un ser un futbolista técnico, lo suyo era la fuerza y la entrega. “Tenía que estar bien físicamente porque me destacaba por el despliegue”, resalta.
“Cómo se ‘equivocó’ ese Sicher, ¿no? Fue espectacular. Racing merecía regresar con un gol así”, declaró Omar Corbatta, figura de la Academia entre las décadas del ‘50 y ‘60, a Clarín, dos días después de concluido el ascenso.
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“Néstor es un crack. Cuando vine acá me hizo sentir muy cómodo. A mí me gusta mucho el fútbol, por eso todo el tiempo le hago preguntas”, cuenta Leandro, quien hace tres años que comparte oficina con Sicher.
El Coordinador de Adultos Mayores lleva puesto un jogging negro y una campera deportiva del mismo color, con el cierre subido hasta el mentón.
“Se viste como futbolista”, lo defiende su compañero.
“Es muy carismático. Los pibes le tenían un cariño impresionante”, revela Julio Barrientos, ex presidente del Club Atlético Claypole, quien en 2003 entabló amistad con Sicher cuando éste estuvo al frente del fútbol infantil de la institución.
Aún hoy entrena chicos. Se recibió de director técnico en el Club Banfield y tiene su propia escuela que se llama La Saeta, ubicada en Claypole. Los nenes a veces le preguntan: “¿Usted jugó en Racing?”.
Además de trabajar en la Secretaría y en el fútbol infantil, está terminando el secundario. “De joven dejé la escuela y mis padres no me lo perdonaron. Era una cuenta pendiente que tenía con ellos. Mi mamá falleció, pero mi viejo vive”, señala quien asiste al Club Social y Deportivo Villa Rafael Calzada, donde funciona una de las sedes del Plan de Finalización de Estudios Primarios y Secundarios. Si le va bien, a fin de año obtendrá el título.
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Sicher se formó como futbolista en Lanús. “Empecé a jugar en mi barrio, en el Club Calzada. Participábamos de los Juegos Evita, esos grandes torneos que organizaba el Partido Justicialista -relata mientras lanza una sonrisa cómplice a Leandro– y ahí me vieron de Lanús y me llevaron cuando tenía 10 años”.
En su oficina hay un cuadro colgado en la pared más próxima a su escritorio con una foto del ex Presidente de la Nación, Juan Domingo Perón, y su esposa, Eva Duarte. El peronismo es la fuerza política que ha gobernado el partido de Almirante Brown desde que en 1983 se restituyó la democracia en Argentina.
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Sicher asegura que recuerda el gol seguido y aún analiza lo que vivió aquella noche: “En ese momento no me di cuenta de la magnitud, pero después sí. Terminó el partido y empecé a ver que fue como un sueño lo que me pasó”.