Franco A. Rodriguez
“En la vida siempre debemos ir hacia adelante y hoy más que nunca. Este es mi momento”. Topadoras humanas ralentizarán el proceso, aunque el objetivo siempre debe ser claro: antagónico al impreciso pique del balón. A pesar de que el ovoide se traslade generalmente hacia atrás, deberá llevarlo con seguridad y pasión hacia adelante. Sostenerlo, como su anhelo por ingresar al terreno de juego. Cruzar la línea, apoyarlo y gritar de alegría como en aquel primer entrenamiento. Abrazarse, y como siempre, volver a empezar. Agustín Toth, hoy convocado al plantel Pumita, logró el try de su vida. “Me siento pleno. Pero voy a ir por más, nunca es suficiente. Ya estoy acá y voy a disfrutar”.
Quizá hoy sea pieza importante del plantel pero no siempre fue el rugby su principal anhelo. Antes de subirse al micro con sus compañeros hacia Rosario, Santa Fe, y dejar la vida por la blanca y celeste, tuvo un inicio peculiar. Su carrera deportiva comenzó en el Country de Banfield, jugando futsal: un deporte en el que no se usan las manos, menos en un puesto. El sendero lo guiaba hacia la defensa del arco de tres metros de ancho y dos de alto con sus guantes originalmente blancos, y luego grises tras varios partidos. En ese entonces, en 2007, el pequeño de ocho años se despertaba con el objetivo de mantener su valla en cero: “Miraba mucho a los arqueros en la televisión con el afán de seguir mejorando, corregir errores y dar lo mejor siempre”.
Un día la programación fue diferente. Era un deporte que no se jugaba con los pies en todo momento salvo en situaciones puntuales del partido y la pelota no era redonda. “Me resultó curioso”. Si bien para él era normal dormir el balón entre sus brazos y manos, le sorprendió la forma en la que se distribuía el juego: “Era una locura ver que se la pasaban para atrás. Pensé que estaban aguantando el resultado”.
Ese mismo año la Selección Argentina de Rugby consiguió el histórico tercer puesto en la Copa del Mundo en Francia tras vencer al anfitrión por 34 a 10. “Hubo bastante difusión al respecto y mi hermano Nicolás, de cinco años, insistió en empezar a jugar y yo no quería saber nada, estaba enamorado del fútbol. Fui a ver su primer entrenamiento en Lomas Athletic y luego de agarrar la pelota, se llevó por delante a tres pibes sin ningún problema. Me llamó la atención y al otro día me anoté. Duré cinco años con ambos deportes y cuando tenía 13 entendí que quería el balón que picaba para todas partes, que amaba el contacto físico y la fricción que conllevaba. Elegí el rugby”.
El segunda línea del Lomas pensó que ya era parte del “mundo rugbier” pero no fue así, era solo el comienzo. En 2015 reconoció el cambio cuando comenzó a jugar para la categoría M16 en la Unión de Rugby de Buenos Aires (URBA): “Tocás un nivel distinto. Vivís el deporte más duro, te das cuenta que el club no es lo mismo, los chicos no se preparan igual y el entrenamiento te exige otro nivel de concentración”.
Ese mismo año, el jugador de categoría 99 tuvo su primer Campeonato Argentino de Rugby en el que competían los seleccionados de las uniones provinciales y, por ende, sus primeras concentraciones: “Tuve la suerte de jugar no sólo con los mejores de Buenos Aires sino también con los más destacados de Argentina. No sentí que haya subido un escalón en mi carrera sino dos y muy altos”.
Su camino se volvió muy sacrificado, aunque feraz. En 2017 lo convocaron al proyecto formativo de jugadores de la Unión Argentina de Rugby (UAR) denominada Plan de Alto Rendimiento (PlaDAR). Él, contento; sus padres, preocupados por su carrera universitaria.
Toth había finalizado sus estudios en el colegio Sarmiento de Temperley y, por medio del deporte que practicaba, quiso abocarse al periodismo deportivo. La UAR le facilitó la decisión y le ofreció una beca completa en la Universidad Siglo XXI y la posibilidad de cursar a distancia desde la computadora, con trabajos prácticos virtuales y una plataforma para mantenerse en contacto con los profesores. “No tenía que viajar y no me iba a sentar en una silla en la que no entro por una explicación de cinco horas. Manejaba mis horarios y es hasta el día de hoy que lo sigo haciendo”.
Sin embargo, les aclaró a sus padres que antepondría el rugby, no sólo por gusto sino también por tiempo disponible: “La verdad es que no sé si voy a poder tener la oportunidad de ejercer como periodista y a la vez jugar. El estudio es mucho más práctico que teórico y ese es mi problema. No doy abasto con los horarios y ajustarme a ellos para dedicarle lo necesario no es muy conveniente en este momento. Es una decisión mía no priorizarlo pero pienso terminarlos”.
En julio su vida dio un giro inesperado. A pesar de amar el color rojo, amarillo y verde de su club, sus preferidos siempre fueron el celeste y blanco. El entrenador Pumita, Gastón Conde, lo llamó para que sea parte del plantel argentino M19 para el Sudamericano Juvenil A. Terminó de jugar el Torneo Argentino y se fue directo a la cita internacional. “Fue todo muy rápido. Estaba jugando para mi país cuando en ese momento pensaba que quizá en dos años se me iba a dar la oportunidad. Me dieron la ropa y la piel se me erizó completamente. Era otro de mis sueños pero lo veía inalcanzable. Una gran responsabilidad pero también una zanahoria para levantarse todos los días, romperse el alma y dar lo mejor día a día”.
Pero las emociones y nuevas experiencias no dejarían de aparecer en su corta y agitada carrera. En el ocaso de 2017, Toth fue convocado a la Primera División de Lomas Athletic con sólo 18 años. El sábado 21 de octubre finalmente ingresaría y sus ojos color marrón comenzaron a humedecerse. Su entonces técnico, Bernardo Urdaneta, lo arengó y se posicionó en la cancha para la reanudación del encuentro frente a SITAS: partido que finalizó 38 a 29 a favor del Tricolor, correspondiente a la 24º jornada de la Primera A. “Fue un cambio lindo pero también se fue dando de manera paulatina. Debutar en primera fue muy necesario para ayudarme en todo este proceso y también pude concretar mi primer anhelo en la vida: debutar en la Primera del club que tanto amo”.
Además de la victoria y de mantenerse en la cima de la tabla con 85 puntos, condimento aparte fue el ascenso. A pesar de haberlo conseguido la fecha pasada, esa tarde pudo festejarlo ante su gente y con un hincha en particular: “Mi viejo es un enfermo de nosotros. Nos apoya en todo y nos motiva a seguir adelante siempre. Fue muy emocionante abrazarlo luego de conseguir el objetivo”.
La exigencia continuó y 2018 fue igual de duro que el anterior. La rutina automática y los horarios repletos de rugby. “Me levantaba a las ocho para estudiar, a las 11 paraba para comer y en seguida me dirigía a la estación de trenes a las apuradas. Como el PlaDAR queda en San Isidro y yo vivo en Lomas de Zamora, mi viaje era de aproximadamente dos horas y tenía que salir de mi casa a las 12 del mediodía. Entrenaba de dos a cinco de la tarde y tenía que aligerar el asunto para llegar a las prácticas del club de siete a nueve para M19. Merendaba en el camino y los dolores de panza eran constantes”.
“Esos dos años viví para entrenar y no podía dedicarle tiempo a mi familia y menos a mi novia”. En reiteradas ocasiones sintió que su existencia se basaba en ir de una “H” a la otra, de avanzar y retroceder y de tirarse y levantarse sólo dentro del campo de juego. Las adversidades debía afrontarlas tras el pitazo del árbitro y no luego de las duchas. “He llegado a sentirme culpable pero sabía que en algún momento valdría la pena”.
No se equivocó. Este año Toth realizó la pretemporada con la tercera selección de rugby de Argentina: Argentina XV. “Del 7 al 20 de enero entrené todos los días doble turno con rugby y físico a morir a la mañana y gimnasio a la tarde. A pesar de que fue durísimo agradezco haberlo hecho porque noté, por sobre todas las cosas, un gran cambio físico”.
Su dedicación parece que conmovió a la persona indicada. El entrenador de la Selección Argentina Sub-20, José Pellicena, al cual catalogó como una persona intensa, le ofreció seguir creciendo en un contexto de ensueño. Luego de una gira fructuosa por Sudáfrica, el viernes 3 de mayo el joven de 20 años y una altura que alcanza el metro 97, fue notificado que sería convocado al plantel Pumita, del 4 al 22 de junio, para disputar el Mundial Sub 20 de rugby que se desarrollará en Rosario y Santa Fe. “Lo tuve que repasar un par de veces en la cabeza porque no lo podía creer. Me había consumido la alegría y se me vinieron a la cabeza todos los años de laburo y los sacrificios que hice para lograr ese gran objetivo que tenía pendiente”.
“En Agus vi pasión. A pesar de ello, a mí me gusta el rugby moderno y enérgico. Le exijo en todo sentido y trato de estar en todos los detalles porque quiero que potencie sus cualidades. Necesito que mejore la parte aeróbica y la agresividad en el juego”, explicó Pellicena.
Junto a Ramiro Tallone Nadaff, uno de sus compañeros en el Tricolor, fueron los primeros Pumitas en la historia del club. A pesar de ser un día histórico para el club, para Toth fue algo diferente en cuanto a lo emocional: “Tener a un amigo como lo es Rama es un placer y es hermoso. Se disfruta el doble y sé que me puedo apoyar en él cuando lo necesite. Compartir habitación fue mi momento de calma y relajación. Requiero un cambio de humor después de cada compromiso, uno vive con las emociones a flor de piel y a veces es necesario bajar uno o dos cambios”.
La noticia del compromiso mundialista llegó a la persona que lo motivó desde un principio, su hermano menor: “Fue al primero que se lo conté. Dije tan solo Mundial de Rugby y sus ojos comenzaron a cristalizarse. Su boca se abrió y antes de emitir una palabra me abrazó. Estaba orgulloso de mí y yo, por mi parte, le debo todo”.
Entre lágrimas, Nicolás Toth no pudo ocultar la admiración que siente por su hermano Pumita: “A pesar de que sólo nos llevamos dos años mi objetivo es él. No sólo como jugador sino como persona. Es mi norte”. A pesar de ser titular en el Lomas y parte del plantel de la URBA, confesó: “Algún día quiero que en el lavarropas se choque nuestra indumentaria de Los Pumas”.
La cita mundialista había comenzado y no de la mejor manera. “El nivel que mostramos en el debut no bastó para sobreponernos a Gales”, expuso Toth luego de la derrota por 30 a 25. La revancha fue rápida y el partido con Fiji en la segunda fecha fue una muestra de carácter y gran nivel de juego: victoria por 41 a 14. Los abrazos y los festejos no tardaron en aparecer luego de superar por 47 a 26 al vigente campeón mundial y clasificar así a las semifinales.
La expectativa y la ilusión en busca de la final estaban latentes. Sin embargo, Australia mostró su gran potencial en la disciplina y al derrotar a la Argentina por 34 a 13, tocaba enfrentarse a Sudáfrica por el tercer puesto. “Debíamos cambiar la cara, pero siempre contra estos grandes equipos es difícil. Y así fue”. Los dirigidos por Pellicena cayeron por 41 a 16 frente a los africanos y culminaron su participación en el Mundial Sub-20 con el cuarto puesto.
Un mes antes de que comience aquella máxima competencia de Rugby, y ajeno al resultado final, Toth fue claro: “Cuando concluya, sea cual sea el resultado, será momento de juntar las cartas y tirarlas de nuevo en busca de otros objetivos. Quiero saber para qué estoy”. Luego de ganarle al actual bicampeón mundial y llegar a semifinales, sin lugar a dudas que Toth y todo el seleccionado argentino están para grandes cosas.