Es imposible evitar el partido entre Boca y San Martín de Tucumán de 1992. Todos los condimentos de un posible arreglo se remontan a este suceso.
Corría la última fecha del torneo y Boca estaba muy cerca de ser campeón. El Xeneize se medía ante el Santo Tucumano para poder festejar nuevamente un título después de 11 años de sequía. A pesar de haber realizado una excelente campaña que lo mantuvo puntero durante 14 fechas, aquel equipo de Óscar Washington Tabárez era seguido muy de cerca por su eterno rival: River Plate. El equipo de Passarella persiguió a Boca durante toda la temporada, hasta llegar a la última fecha a tan solo dos puntos. El puntero venía de perder por 3 a 2 frente a Deportivo Español y el futuro era incierto ante los tucumanos. Pero con un simple empate, ya se coronaba campeón.
La AFA determinó que, para la definición del Torneo Apertura de 1992, se jueguen en simultáneo los partidos decisivos: Argentinos Juniors y River se enfrentaban en el estadio de Ferro, mientras que Boca y San Martín de Tucumán hacían lo propio en el mítico estadio Xeneize.
Francisco Lamolina era el árbitro encargado de impartir justicia aquel 20 de diciembre cargado de expectativa. Luego de un par de minutos, que para los jugadores e hinchas se hicieron eternos, el juez dio la orden e inició el partido. Lo sorpresa del encuentro fue tempranera, ya que a los 19 minutos de juego, la visita se puso en ventaja: un pase en profundidad de Eusebio Roldán dejó perfectamente habilitado a Ricardo Solbes, quien había picado a espalda de los centrales y logró definir con delicadeza para dejar desplomado en el piso al arquero Navarro Montoya. Pero lo curioso sucedió en el momento posterior al gol. Mientras el jugador número siete, autor del primer tanto, corría eufóricamente hacia el alambrado local para festejar su gol, ningún otro compañero se acercó a él para compartir esa felicidad. Después de que cruzó la mitad de la cancha, los otros jugadores se sumaron al grito, pero anteriormente nada. Es hasta hoy que se conoce al tanto de Ricardo Solbes como el “gol menos cantado”. Al cabo de los primeros 45 minutos, la visita se fue al vestuario con la ventaja en su poder.
Y si de poder hablamos…
En medio del tenso clima que se vivía en el vestuario local, hizo su aparición José Barrita, histórico jefe de la barra brava de Boca. “El Abuelo nos amenazó de muerte para que ganemos el partido y consigamos el título. También hubo aprieto en el vestuario visitante”, declaró en una entrevista con este equipo de investigación Claudio Benetti, delantero Xeneize titular en aquel partido.
En el segundo tiempo, los jugadores de Boca salieron a buscar el partido como si sus vidas dependieran de ello, y es así como llegó el 1 a 1 definitivo de la mano de Benetti. Los de Tabárez fueron campeones y se volvió a festejar un nuevo título luego de más de una década.
Sin duda alguna, este histórico partido da de qué hablar. Cada uno puede crear sus propias hipótesis y está totalmente permitido dudar. La acción de Barrita, el resultado del partido y el extraño no festejo en el gol de Solbes, dieron lugar a que periodistas, hinchas y hasta incluso jugadores, saquen conclusiones por sus cuentas.
“Yo ya sabía que iban a empatar. La información me llegó por medio de algunos jugadores en charlas previas al partido. Es bárbaro relatar un partido así porque estás constantemente atento a ver si es verdad lo que te dijeron. Durante toda la transmisión di a entender que, para mí, el partido terminaba en empate, como para intentar avivar a la gente”, afirmó en un audio de WhatsApp a este equipo el reconocido relator Marcelo Araujo, quien estuvo presente en la transmisión de aquel partido.