viernes, abril 26, 2024

Salto, la ciudad del gol Charrúa

Por Fabrizio Ramos

En marzo de 2015, el gobierno de China convirtió al fútbol en una de las materias obligatorias en todas las escuelas primarias y secundarias del país, con el fin de darle prioridad al desarrollo de las futuras generaciones de futbolistas, ya que no tienen jugadores de clase mundial en sus filas. La República Oriental, que cuenta con 1.400 millones de habitantes, nunca podrá entender cómo fue que, en las calles de una ciudad con alrededor de 115.000 residentes del otro lado del planeta, crecieron dos de los mejores delanteros del mundo.

En Salto, departamento ubicado al Noroeste uruguayo y separado por el Río Uruguay de la ciudad entrerriana de Concordia, pasaron sus primeros días con una pelota de fútbol Luis Suárez y Edinson Cavani. Nacieron con 21 días de diferencia el verano de 1987 y sólo seis manzanas separaron a sus hogares.

A pesar de contar con decenas de canchas de fútbol a lo largo y a lo ancho de toda la ciudad, es toda una incógnita para la gente del lugar que ambos hayan compartido un partido, ya sea como compañeros o enfrentados, en algún momento de su infancia. Lo que sí está confirmado es que los dos delanteros pasaron por el gimnasio de Nacional de Salto y la institución los presume, con la camiseta del club, en carteles que dan a la esquina de Barbieri y Julio Delgado. Allí, durante la década de los 90, cada mes de febrero se organizaba un torneo para niños de cinco a seis años. Nacional, donde Cavani hizo sus primeros goles, y Artigas, donde Suárez fue dirigido por su tío, competían.

Venimos de la misma ciudad, pero hemos tenido caminos diferentes. Él se fue cuando era muy pequeño. Yo pasé toda mi infancia en Salto. Luego en Montevideo jugamos en equipos diferentes y nos juntamos en la selección. Recién ahí empieza nuestra amistad”, contó Edinson Cavani.

El Salta, como lo llamaban en el barrio a Luís Suárez, se mudó a Montevideo a los siete años porque su familia, que contaba con grandes problemas económicos, recibió una oferta de trabajo que hizo inevitable hacer los más de 500 kilómetros para comenzar una nueva vida en la capital del país.

Dos años después se probó en Nacional de Montevideo y comenzó sus primeros pasos como jugador profesional. “Siempre vivió el fútbol con la misma pasión. Al igual que hoy, se enojaba cuando erraba un gol o se equivocaba en un pase. Le daba mucha bronca cuando le tocaba quedar afuera, pero lo llamabas faltando diez minutos y venía corriendo, entraba con todas las ganas y se llevaba a todos puestos”, recordó Daniel Enríquez, quien era Coordinador de Juveniles de Nacional, en el diario Ovación de Uruguay.

Edinson Cavani creció en una casa humilde que no contaba con agua caliente y tenía el baño afuera, en un cobertizo. Durante toda su infancia se la pasó descalzo en la calle pateando una pelota. Y aunque también le dedicó tiempo a la caza y a la pesca, vivió por y para el fútbol con una gran responsabilidad de su padre Luis Cavani, figura reconocida de Salto, primero como jugador y luego como entrenador.

El Pelado, como era apodado por su familia, se trasladó a Montevideo a los 16 años para comenzar su carrera como futbolista. Allí fichó por Danubio, pero no le fue fácil adaptarse ya que extrañaba a sus amigos y andar por los campos de su tierra. “En Salto están mis lugares, los que recorrí durante toda mi infancia. Siempre que regreso voy al campo para pasar tiempo con mi gente. Sin dudas es mi cable a tierra”, contó el delantero del Paris Saint Germain en Canal 8 de su ciudad.

El primer partido que se enfrentaron los oriundos del Noroeste de Uruguay, o al menos el primero que está documentado, ocurrió en junio de 2006 en el Parque Central de Montevideo. En aquel encuentro, el Danubio de Cavani, quién convirtió el primer tanto, venció 2 a 1 al Nacional de Suárez.

Lo que nadie suponía durante aquellos años es que, esos dos chiquilines, no solo se iban a convertir en los dos máximos goleadores en la historia de la Selección Uruguaya, sino que serían grandes figuras en los mejores equipos de Europa. Y en la otra punta del planeta, China no puede entender cómo ocurrió que salieran dos de los mejores delanteros del mundo desde un lugar tan pequeño que ni siquiera tiene equipo de fútbol profesional.

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