domingo, noviembre 24, 2024

La capitana de Francia casi cuelga los botines

Por Daniel Melluso

“Nuestra gloria más grande no consiste en no haberse caído nunca, sino en haberse levantado después de cada caída”

Esta frase escrita por Confucio, el pensador y filósofo chino que vivió entre los siglos V y VI antes de Cristo, se aplica perfectamente al camino –muy sinuoso, de hecho- que transcurrió Amandine Henry para convertirse en la capitana de la selección francesa de fútbol. Nacida en Lille hace 29 años, Henry tuvo que levantarse de un sinfín de caídas provocadas por determinados escollos en su trayecto a la gloria: ser la referente del conjunto galo en la Copa del Mundo que lo tiene como anfitrión.

La joven comenzó a jugar al fútbol a los 5 años inspirada por su padre, quien la llevaba a ver partidos desde pequeña, y fue él, el que la inscribió en su primer club, el OSM Lomme de su ciudad natal cuando tenía 11. Un año antes había llegado el primer obstáculo: en otra institución de la zona le habían prohibido el ingreso para practicar el deporte por el hecho de ser mujer. Sin embargo esto no le importó ni influyó, y jugó en el mencionado OSM Lomme, que era un equipo mixto, hasta los 13, para que, dos años después, en la temporada 2004/05, debute en la Ligue 1, Primera División de Francia, con el Fútbol Club Femenino Henin- Beaumont.

Henry, que juega de mediocampista central, pero que a su vez, por sus dotes técnicos, enlaza la defensa y el ataque como si fuera, por momentos,  una especie de cinco adelantada o una enganche atrasada, por otros, convirtió 11 goles en 20 partidos en su primer torneo en la elite del fútbol galo con tan solo 15 años. Tras esto fue fichada, por dos temporadas, por CNFE Clairefointane, en el que mantuvo un gran nivel tras realizar 22 tantos en 32 encuentros, lo que la llevó a ser comprada por el Olympique de Lyon, multicampeón francés.

Ya en Lyon llegó el golpe más fuerte, aquel que casi concluye con su incipiente carrera deportiva: en febrero de 2008 sufrió la rotura del cartílago de la rodilla derecha y debió ser intervenida quirúrgicamente con ninguna posibilidad de retorno al deporte de alto rendimiento, según los especialistas que la operaron. “Cuando me hacen resonancias magnéticas, los médicos no entienden (cómo volvió a jugar al fútbol). Soy un enigma”, le contó Henry al diario Le Progrès en una nota publicada el 22 de marzo de 2018. Como secuela de esto, la futbolista tiene un déficit muscular del 40 por ciento en su cuádriceps derecho al compararlo con el izquierdo, por lo que debería ser incapaz de continuar con la actividad, por lo tanto, para ello tuvo que cambiar su estilo para regresar a las canchas. “Diremos que logré encontrar un equilibrio en mi desequilibrio. Sé que mi cuerpo nunca estará al 100 por ciento. Ya no puedo usar mi pierna. Tenía que aceptarlo y por eso, reformateé mi cerebro. Incluso aprendí nuevos soportes para girar y acelerar” explicó la francesa.

Con Lyon ganó 11 títulos de liga, 6 de Copa Nacional y 5 Champions League, y a su vez, tuvo un breve paso por el Portland de Estados Unidos con el que conquistó el Campeonato de la National Women’s Soccer League (NWSL) en 2017. En el transcurso de este lapso fue galardonada, en dos ocasiones, como la segunda mejor jugadora de Europa (2015 y 2016), obtuvo el Balón de Plata en la última Copa Mundial disputada en Canadá y fue nominada para ganar el Premio The Best 2018, otorgado por la Federación de Internacional de Fútbol Asociado (FIFA), para ser catalogada como la mejor futbolista del planeta.

A pesar de estos logros, Henry debió superar otra barrera: entre 2010 y 2013 fue excluida del seleccionado por el director técnico de aquel entonces, Bruno Bini, por no considerarla parte del proyecto futbolístico que él tenía para Les Bleues, sumado a las diferencias que tenía la mediocampista con varias compañeras. Con la ida de Bini, la jugadora volvió a ser considerada para el conjunto francés, a tal punto de que fue asignada como capitana por Corinne Diacre, actual entrenadora gala.

A partir de esto, Amandine Henry decidió narrar sus primeros pasos y su trayectoria en un libro, una novela ilustrada llamada Cree en sus sueños, que se lanzó el 15 de mayo pasado. Es un diario para los más pequeños, en el que les cuenta a los futbolistas en ciernes, pero también a los niños en general, los obstáculos que tuvo que superar y las caídas de las que se tuvo que levantar, antes de usar el brazalete de la selección francesa en la próxima Copa del Mundo.

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