Por Fabrizio Ramos
“Queremos seguir demostrándoles a los hinchas nuestra calidad y conseguir que se diviertan. Por supuesto, lo principal es ganar, pero si jugamos bien y rendimos al máximo, la gente mantendrá ese entusiasmo. Es lo que hicimos el año pasado en los clasificatorios, y ahora esperamos que mucha gente vaya a animarnos a Francia. Queremos que la afición siga entusiasmada y brindarle una gran experiencia”. Así explicó Sarina Wiegman, una de las nueve entrenadoras que estarán en Francia 2019, lo que vive una selección femenina de Holanda en tiempos de construcción, a pocos días de disputar su segundo Mundial de fútbol.
No es casualidad que la selección holandesa llegue como una de las posibles protagonistas a la Copa del Mundo pese a contar con una corta experiencia en el plano internacional. Durante los últimos años, no sólo compite de igual a igual con las máximas potencias, sino que muchas de sus jugadoras están consideradas entre las mejores del mundo.
Wiegman en el banco de suplentes, ganadora del premio a mejor entrenadora del mundo en la gala The Best 2017. La delantera de 22 años, Vivianne Miedema, que lleva 57 goles en 74 partidos con Holanda, está a dos de ser la máxima anotadora en la historia de la selección y llega como la mejor jugadora del año en Inglaterra. Y Lieke Martens, jugadora del Barcelona, que fue elegida la mejor del campeonato de Europa 2017 y ganadora del premio a la mejor del mundo en la gala The Best 2017. Hoy, y durante los años venideros, tienen con qué soñar, pero su historia no siempre fue así.
Pasaron casi 40 años desde que Las Leonas jugaron su primer partido oficial reconocido por la FIFA -fue derrota 4 a 0 y sucedió justamente en Francia, en 1971, ante la selección local-, hasta la Eurocopa de Finlandia 2009, su primera participación en una competencia internacional. Aquel acontecimiento fue el primer quiebre importante en la selección femenina, aunque el cambio rotundo llegó dos campeonatos de Europa después.
Holanda fue el país organizador de la Eurocopa 2017. En su tercera participación consecutiva en el campeonato de selecciones más importante del viejo continente, le ganó la final a Dinamarca por 4 a 2 y se consagró campeón por primera vez en su historia. Fue tal el impacto en el país, que el partido definitorio lo vieron más de cinco millones de telespectadores y 30 mil desde el estadio del Twente, situado en la ciudad de Enschede.
El buen trabajo en la selección mayor durante los últimos diez años llevó a que muchas mujeres jueguen al fútbol desde chicas, produjo un crecimiento notable en las juveniles y causó que sean protagonistas en los últimos torneos internacionales: la sub-17 llegó a semifinales del campeonato europeo en República Checa 2017 y culminó segunda en Bulgaria 2019 tras perder por penales ante Alemania, la sub-19 jugó dos de las últimas tres semifinales de Europa, y la sub-20 tuvo su primera participación en el Mundial de Francia 2018 donde Inglaterra la eliminó en cuartos de final.
La selección naranja disputó la Copa del Mundo por primera vez en Canadá 2015, hace sólo cuatro años. Allí quedó eliminada en octavos de final frente a Japón, una de las grandes potencias de fútbol femenino. Aquella experiencia en la máxima competición fue el aspecto principal para las jugadoras y cuerpo técnico de cara al Mundial de Francia. Llegan con una mezcla de juventud y madurez, compartirán el Grupo E con Nueva Zelanda, Camerún y Canadá. Y, al igual que su gente, sueñan en grande.