Argentina perdió por muy poco contra la selección de Alemania, que arrastra un proyecto de juego desde el año 2000. Sin embargo, el equipo de Alejandro Sabella, formado hace casi tres años, pudo haberlo ganado con las situaciones de Gonzalo Higuaín, Rodrigo Palacio y Lionel Messi. Tal vez, los argentinos no fueron derrotados por la sólida y consolidada estructura del rival, sino por no aprovechar esas pocas oportunidades que se le presentaron.
En cuanto a nivel de jugadores y conjunto, los alemanes eran superiores, pero la táctica planteada por el técnico del seleccionado nacional fue ideal. El objetivo era esperar a los europeos y contraatacar. No se podía jugar de la misma manera que contra Suiza o Bélgica, con la posesión de pelota, ya que, en ese aspecto, Alemania fue el mejor de la competencia. Brasil cometió el error de intentar plantear el partido de igual a igual y perdió por 7 a 1.
A partir de la idea del contraataque -que era la que manejaba la Selección Argentina en las eliminatorias- había que aguantar el constante avance del conjunto de Joachim Löw y aprovechar esas pocas oportunidades que pudiera dar el rival. Seguramente, Sabella y sus jugadores sabían que con ese esquema iba a haber pocas chances de generar jugadas peligrosas en el arco rival y que por ello, debían ser efectivos. Sin embargo, la efectividad fue lo que faltó para levantar la copa.
La de Higuaín: A los 21 minutos llegó la primera posibilidad para la Argentina. El exdelantero de River interceptó un mal pase de Schweinsteiger a su arquero e insólitamente quedó mano a mano con Manuel Nouer, el guardameta alemán. Pero no pudo convertirla en gol ya que el remate salió desviado cerca del palo izquierdo.
La segunda oportunidad: Llegó para Messi a los 46 minutos del segundo tiempo. Una asistencia de Mascherano lo dejó prácticamente solo y, además, para su pierna más hábil. A pesar de ello el esférico no entró en la red, sino que pasó cerca del palo izquierdo.
La tercera y última: Tal vez la más clara. Palacio, a los 8 minutos del primer tiempo suplementario, bajó, con el pecho, un centro de Marcos Rojo que venía desde la banda izquierda, pero el control no fue muy bueno y se le fue un poco larga. De todas formas quedó mano a mano con el arquero del Bayer Munich, quien le achicó muy rápidamente. Sin embargo, el argentino quedó cerca del punto penal con espacio para definir, pero tuvo una idea desacertada y picó la pelota por sobre el alemán y, al pegarle con la tibia, salió desviada.
Después de esas situaciones llegó el gol de Gotze para Alemania, iban 7’ del segundo tiempo suplementario.
En definitiva, los europeos no ganaron solamente por su proyecto a largo plazo, sino porque utilizaron los errores del rival para afianzar su juego y convertir un gol que fue suficiente en un partido que era cerrado. Sabella apostó a sus delanteros, pero simplemente no se dio por la falta de puntería. No hay dudas de que ambas selecciones demostraron sus identidades futbolísticas.