martes, octubre 8, 2024

“Hasta los hinchas de Newell’s lo respetaban”

Por Adrián Olszewski

“Al principio el conocimiento que tenía de él era muy circunstancial ya que, solamente iba a la redacción que el diario tenía en Rosario y llevaba los dibujos para que los manden por avión a Buenos Aires”, dice Héctor Cardozo, compañero de Roberto Fontanarrosa en la redacción del diario Clarín e íntimo amigo. “En ese momento, las historietas que el Negro realizaba no eran para el periódico, sino que salían publicadas en diversas revistas, como Risario en nuestra provincia u Hortensia en Córdoba”.

Fontanarrosa comenzó a trabajar con mayor frecuencia en el diario siguiendo todos los partidos de la Selección. Sin implicar el grado de importancia del encuentro, el Negro estaba presente en los amistosos, eliminatorias y en los mundiales que Argentina disputaba. “Nuestra relación se hizo más estrecha cuando íbamos a comer después de los partidos de la Selección junto a Horacio Pagani.”

-¿Cómo era el Negro en la redacción?

-Su paso por la redacción era muy fugaz, pero era una persona muy querida y reconocida por todos. Era muy franco y laburador. Le dedicaba muchas horas a su profesión.

-¿Cuál de sus libros te gusta más?

-Los libros son todos buenos, no hay uno que sea malo. Leí un millón de veces La observación de los pájaros por lo que transmite. Tenía mucha calidad para escribir, era muy gracioso. Es muy difícil sacarle una sonrisa a la gente escribiendo.

-¿Qué situación que hayas vivido con él recordás hasta el día de hoy?

-Cuando estábamos en Estados Unidos cubriendo el Mundial de 1994, recuerdo que estacionó en un lugar que no se podía. Los policías nos cagaron a pedos y hasta nos hicieron la multa. Nos asustamos todos porque allá no te dan explicaciones, te gritan por los parlantes del patrullero que bajes del auto con las manos arriba. Cuando lo recordábamos nos reíamos, pero en su momento no la habíamos pasado muy bien.

-¿Cuál fue el momento más duro que viviste junto a él?

-Cuando le declararon la enfermedad. Sufrimos mucho. Su decadencia se empezó a notar rápidamente. Lo único que la enfermedad no podía cortarle era la cabeza. Tenía una mente brillante.

-¿Seguía dibujando luego de que le detectaron la enfermedad?

-Sí, dibujó hasta cuando pudo. Le hicieron un lápiz especial porque tenía la mano medio cerrada y no podía moverla normalmente. Realizaba los trazos de los dibujos mucho más grandes y después se los achicaban en la computadora.

-¿Qué significó para los hinchas de Central?

-Para los que lo quisimos, siempre estará presente, es imborrable y para los hinchas de Rosario Central es un símbolo. A la semana de su muerte jugaron en La Bombonera Boca frente a Central, y había muchas banderas de los hinchas de Boca homenajeando al Negro. Era reconocido más allá de la camiseta. Yo creo que hasta los hinchas de Newell’s lo respetaban. El Negro era un genio.

-¿Qué dejó Fontanarrosa?

-Nos dejó enseñanzas. El mensaje de él es de alguien con mucho talento que incorporó a la literatura algo que no le va a cambiar la vida a nadie, como lo es el fútbol. Salir campeón del mundo no te hace mejor país ni mejor persona.

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