Aixa Strycharski
Andrea “Pochito” Salazar, es una peleadora de Muay Thai que también compite en eventos de Kick Boxing y K1. Su presencia impone respeto. Eterna guerrera, todo lo que pone en su camino lo logra, es fuerte y capaz.
Su vida de deportista empezó de pequeña, era velocista. Después se dedicó a la gimnasia y luego, por un problema de salud, entró al mundo del arte thailandés hace 12 años. Fue pionera en este terreno, por aquel entonces sólo había cinco o seis mujeres entrenando. Pero ella nunca se sintió condicionada.
La vida del peleador no es fácil: “Bueno ahora es mucho más tranquila porque renuncié a mi trabajo en relación de dependencia hace una semana. Pero arrancaba muy temprano, a las 5.30 de la mañana. Desayunaba y me iba a trabajar hasta Banfield, yo vivo en Almagro, así que tenía una hora y media de viaje. Entraba a las 8 a trabajar y salía a las 15 o 16, llegaba a mi casa a las 18 y venía a entrenar, y hasta las 23 no volvía a mi casa. Pero ahí no terminaba: tenía que limpiar, cocinar, ocuparme de mi casa y de mis perros” explicó Pochito.
Actualmente cuenta con 13 encuentros y hace 5 años que empezó a pelear de forma profesional, la mayoría de ellas de carácter internacional. Salazar respira tranquila cuando cuenta que su familia siempre la apoyó. Sus abuelos la vieron pelear por la televisión. Si bien sus padres nunca la fueron a ver pelear, aún menos sus hermanos porque se vuelven “locos”; a ella nunca le importó, “Siempre fui muy independiente y ellos no tenían ningún tipo de influencia en mi vida” cerró la peleadora.
La Pochito, como la llaman sus alumnos, se está preparando para enfrentar en septiembre a la actual campeona Nina Loch, a la que ya tuvo el gusto de ganarle en una super fight. Pero la pelea que sigue tiene otro condimento; se disputa un título. Así que Andrea se puso a dieta: “uh, si, insoportable. Estás cansada y de malhumor, cuesta mucho. Ahora no peleo desde marzo, entonces ajustar la comida, la dieta me está costando. Me está costando humor, mucho cansancio físico, pero es parte de lo que nos gusta hacer” exclamó con mucho fastidio.
La deportista, actualmente, se dedica de lleno a dar clases y a entrenar. Aunque ya no siente el estrés del compromiso que significa tener un trabajo en relación de dependencia, Andrea explicó que “el estrés existe igual, el peleador tiene una vida muy difícil. Mi trabajo en relación de dependencia me ocupaba tiempo pero económicamente me mantenía la cabeza tranquila. Ahora por el contrario estoy más libre de tiempo pero tengo la cabeza bastante intranquila con respecto a los gastos, a la economía, porque el país está pasando por una situación en la cual la gente lo primero que deja de hacer son los pequeños gastos: las clases particulares, el gimnasio, entonces se complica”.
“El Muay Thai a nivel televisivo no existe. Creo que no se transmitieron muchas peleas de muay thai, por lo menos acá. Creo que ahora el evento de Cristian Bosch es transmitido por CN23. Obviamente, UFC logró un cambio enorme para todos los deportes de combate, no solamente en este país. Aunque aún está muy amateur Argentina con respecto al deporte, pero UFC abrió las puertas. Hizo evolucionar a muchos países como Brasil. Ellos tienen mucho apoyo del gobierno con respecto al deporte, los chicos que hacen deporte tienen torneos seguido, tienen su sueldo por dar clases, también de las empresas. Acá no conseguís eso ni por casualidad. Conseguir sponsors es casi imposible, porque no les interesa. Porque la difusión es poca, no van a poner plata en algo que no creen que vaya a funcionar” comentó desilusionada la luchadora.
A pesar de todas las piedras que la vida pone en el camino de esta gran mujer, ella sigue erguida para seguie poniéndole el pecho y una sonrisa a cada obstáculo. Y, entre risas soltó un mensaje que todos deberíamos apoyar: “Estaría bueno que la gente apoyara un poco más. Nosotros defendemos la bandera muchas veces con plata nuestra. Yo he pagado muchísimos viajes para pelear y representar a mi país y nunca hubo una devolución. Así que sería bueno que empiecen apoyar un poco de la manera que sea, porque es un deporte como todos”.
No todas son risas, a pesar de ser una mujer muy fuerte también tuvo momentos en los que tiró la toalla.
-¿Alguna vez te sentiste con ganas de tirar la toalla?
-Si, dejé de entrenar varias veces, por problemas en el lugar donde estaba, o no me sentía cómoda porque obviamente como todo en la vida tiene un ciclo. Y llega un momento en el que todo se vuelve muy monótono y uno necesita avanzar un poco más y para eso tenés que tomar determinaciones y hacer cambios.
-¿Y te costaba tomar estas decisiones?
-Si, me costaba por una cuestión de respeto, de decir “ya no me siento cómoda o ya siento que culminé mi etapa acá o llegué a un techo en esta escuela y necesito cambiar. Me costó un poco hacerlo, y antes de hacer eso dejé de entrenar un poco.
-¿Y tus alumnos te siguen?
-(se sonríe) Si, mis alumnos me siguen, son re amorosos. A mi no me gusta mucho dar clases, tengo poca paciencia. Pero por suerte mis alumnos me siguen a todos lados.