Julián Rozencwaig
La formalidad dirá que la historia oficial comenzó aquel 1° de junio de 2017 cuando Jorge Sampaoli, el entrenador reconocido por la obtención de la Copa América con Chile en 2015 –por primera vez en la historia trasandina-, dio su primera conferencia de prensa vestido con el buzo de la Selección Argentina. Sin embargo, el último desempeño del oriundo de Casilda no fue precisamente en el país situado al otro lado de los Andes, sino en Sevilla de España, institución en la que logró un cuarto puesto coronado con goleada 5 a 0 a Osasuna. “No me voy ni por plata, ni por otro club, ni por mercenario. Si me voy, me voy a la selección de mi país”, dijo en la conferencia de prensa post partido.
Pero un mes atrás, Edgardo Bauza aún era el director técnico del seleccionado argentino. La asunción de Claudio “Chiqui” Tapia (entrenador, dirigente en Barracas Central y vicepresidente de la Coordinación Ecológica Área Metropolitana Sociedad del Estado o simplemente Ceamse fueron algunas de sus funciones previas, sin título alguno) en la presidencia de la Asociación del Fútbol Argentino (AFA) tambalearon la continuidad de “El Patón” en el cargo.
Y así fue como apareció un “audio filtrado”, esa frase que tanto revolotea en el día a día de los argentinos y no solo en el ámbito deportivo. La reunión entre el flamante presidente del ente máximo del fútbol argentino y el conductor del equipo ya había finalizado, cuando los supuestos dichos vociferados por el mandatario mediante la grabación, abundaban los medios de comunicación: “Es un boludo. (…) Capaz que después de ahí reflexionó y se irá”. Cuatro días pasaron para su desvinculación.
Y la odisea inició nuevamente. Sampaoli admitió que anhelaba “hace mucho tiempo” dirigir al equipo argentino. Cuando los resultados no acompañaban y el hincha no apoyaba, el directivo lo defendía como a un amigo de toda la vida, ese al que uno es capaz de quemarse con fuego. “Confío en él”, le anunció a Radio Mitre el 13 de julio y justificó: “Se la jugó cuando vino porque estaba cómodo en Sevilla y hasta tenía ofertas superadoras”.
“Lo banco aunque Argentina no pase la primera ronda del Mundial. Ya lo hablé con él”, soltó aduciendo que el contrato acordado es por cinco años, es decir, hasta la Copa del Mundo que se disputará en Qatar. Las pruebas lo delatan. ¿Fe ciega? No solo pasó la primera ronda, sino que alcanzó octavos de final.
No obstante, las operaciones asomaron para el siguiente capítulo dentro del show mediático, que convence y deprava a millones de televidentes y lectores: nuevamente, la aparición de la tan moderna palabra“audio” era tema principal para la industria comunicacional, en esta ocasión del entrenador de Atlético Madrid, Diego Simeone, criticando al casildense.
Encuestas, noticias y debates acerca de la llegada de un “hombre capacitado” al cargo que aún hoy está ocupado abundaron.¿Y si acaso sucediera una idéntica situación en cualquier otro ámbito laboral? ¿No es más frustrante que la eliminación dentro de una Copa Mundial de fútbol?
“El procedimiento educativo más poderoso que tiene la sociedad son los medios de comunicación (…), que se especializan en pervertir a los seres humanos”, manifestó en alguna ocasión un pensante Marcelo Bielsa, entrenador que condujo la Selección Argentina de 1998 a 2004. La frase es aplicable para este presente tan identificado con la antítesis de su razonamiento.
A Tapia lo delatan sus dichos, como a cualquier dirigente, deportista y ser humano a la hora de tomar decisiones. Según una entrevista publicada el 18 de octubre de 2017 en diario La Nación, su vínculo con la AFA por cuatro años y el de Sampaoli por cinco envuelve proyectos y, “para que un proyecto se dé en los resultados, tenés que dejarlo y cumplirlo”.
Un hombre vale lo que vale su palabra, expresa un dicho. Si es verdad, es otra discusión. Si el entrenador se queda o se va, no parece vislumbrarse muy lejos. Que el tiempo haga lo suyo y dé la razón al que la tiene.
Foto: AFP