jueves, noviembre 21, 2024

Messi y Ronaldo, afuera

Bárbara Fritzler

Aquellos que pensaban que era posible que un único jugador podía ganar todos los partidos de su equipo sin importar la actuación colectiva del mismo, se sorprenderán al ver hoy que tanto Cristiano Ronaldo como Lionel Messi se quedaron sin la posibilidad de consagrarse campeones del mundo.

Portugal, con una clasificación que terminó siendo casi tan agónica como la del seleccionado argentino, cayó hoy ante un fuerte Uruguay que cada vez se perfila más como un serio candidato. Si las expectativas en cuanto a lo que los lusos podían lograr en Rusia habían crecido, fue por las actuaciones superlativas del número 7 durante toda la fase de grupos, donde demostró ser un líder más que necesario. La figura del Real Madrid fue el goleador del equipo con 4 goles marcados, además de que hasta el momento de enfrentar a la Celeste sumaba 15 disparos al arco y había recibido 13 faltas de parte de sus rivales. Solo Neymar, de Brasil, ejecutó más remates al arco que él durante el Mundial (17).

Ronaldo tiene 33 años y Messi, 31. Ambos llegaban a Rusia dando la impresión de que esta sería la última Copa del Mundo en la que los aficionados podrían disfrutarlos en toda su plenitud. Aunque ambos jugadores se asemejan en la presión con la que cargan al ser considerados “los mejores”, las selecciones de Portugal y Argentina no tienen tantos parecidos, mucho menos en lo que se esperaba de ellas. Argentina, dos veces campeona del mundo y a pesar de su subcampeonato obtenido en Brasil 2014, no podía considerarse como un equipo candidato si se tenía en cuenta su actualidad. Pero su camiseta pesa. Y quizás por eso, después de un desfile de directores técnicos, distintas formaciones en todos los partidos, una dirigencia sospechosa y una clasificación complicada tanto en Eliminatorias como en Primera Ronda, era que todavía podía permitirse ilusiones ante Francia. En cambio, Portugal ponía todas sus fichas en Cristiano Ronaldo, a sabiendas de que es un jugador de esos que probablemente no volverán a tener en muchos años. En Argentina, una Generación Dorada encabezada por Messi parece llegar a su fin. En Portugal, Cristiano se juega sus últimas cartas.

El precio de ser el jugador distinto siempre es caro. Sienten, desde los medios y desde las tribunas, que tienen la obligación de demostrar todo el tiempo su grandeza. No obstante, es inevitable ponerle un freno al dramatismo. De los considerados los mejores jugadores de fútbol de la historia, solo dos han conseguido el máximo logro, y son Diego Armando Maradona y Pelé. Alfredo Di Stéfano y Johan Cruyff nunca se han consagrado campeones mundiales y sus nombres no brillan menos en la lista, porque sus carreras han demostrado que merecen ese reconocimiento. Y hay muchos otros grandes del deporte que han lamentado no llegar a esa gloria, nombrarlos llevaría todo el día. Quizás, a esta altura, lo que hay que preguntarse es si realmente cambiaría algo que Ronaldo y Messi ganen un Mundial. Los engrandecería, seguro. Pero por no ganarlo, ¿dejan de ser los mejores? ¿Lo necesitan para justificarse? Lo ganen o no, probablemente no cambiaría la opinión de nadie, los amen o los odien.

Hoy se despidieron dos figuras que incluso podían (y quién sabe si hasta soñaban) con cruzarse en Cuartos de Final. El fútbol y el destino no permitieron que se vean las caras. Del otro lado, Francia y Uruguay, que priorizan al equipo antes que las individualidades, se jugarán el pase a la semifinal.

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