sábado, diciembre 14, 2024

La Argentina debe aprender de Francia

Tatiana Milani @TatMilani

La desatención al juego del compañero de Cristiano Ronaldo por parte del entrenador Didier Deschamps no es algo de la actualidad. Benzema no participa de un partido internacional con la selección francesa desde el 8 de octubre de 2015, quedándose así también afuera de la Eurocopa que jugaría en su territorio natal el año siguiente. Todo esto comenzó en medio de una concentración del equipo nacional para jugar un amistoso frente a Armenia hace casi tres años. Su colega Mathieu Valbuena estaba siendo extorsionado por tres personas que tenían en su poder un video sexual de él junto a su mujer y le reclamaban 150 millones de euros para no publicarlo a través de Internet.

Por su lado, el delantero francés, que también fue contactado por uno de los estafadores, intentó aconsejar (o no) a su compatriota. Le ofreció al mediocampista el número de uno de sus amigos para que le “solucione el problema”, ya que desde el primer momento se había negado a pagar la cantidad de dinero que le pedían. En ese entonces, lo único que contestó Valbuena fue: “lo pensaré”.

El conflicto llegó exactamente un mes después de esta conversación, cuando Benzema fue acusado de “complicidad de tentativa de chantaje” y “participación en una asociación de malhechores”. El sitio Europe1 hizo pública una comunicación telefónica del 6 de octubre entre el delantero y Karim Zenati, un amigo de su infancia que hacía de intermediario, que demostraba que había algo detrás de esa “ayuda” a Valbuena. El jugador merengue viviría la peor parte en el último mes del 2015 cuando Noël Le Graët, el presidente de la Federación Francesa de Fútbol (FFF), anunciaba en conferencia de prensa que no podía formar parte del seleccionado hasta que este tipo de problemas se solucionen. Entre medio de toda esta polémica, Deschamps tuvo que armar la lista de convocados para la Eurocopa 2016, en la cual Francia fue el país sede, y mencionó en una entrevista que Benzema era un futbolista que varios equipos querían que participe de su lado, sin embargo su nombre continuaba sin aparecer entre los franceses elegidos. La justificación del mismo director técnico fue que era por la presión que los medios de comunicación ejercerían sobre ellos si él volvía al conjunto nacional.

La FFF emitió un comunicado para explicar de manera oficial todos estos entredichos. Allí aclaraba que para ellos “la actuación deportiva es un criterio importante pero no exclusivo para estar en la selección”, aludiendo a que los integrantes que la componen deben ser ejemplares fuera de la cancha también. Días antes del torneo europeo, Benzema declaró que la verdadera causa por la cual no lo llamaban para el conjunto francés era por una cuestión racista hacia su ascendencia norteafricana (su padre es de origen argelino). Estas declaraciones no fueron bien recibidas por la población nacional y, según una encuesta, un 78% de ellos no quería que él regresara a formar parte de Les Bleus. A mediados del año pasado el Tribunal Supremo falló a favor del delantero y la causa se reabrió para ser examinada, sin embargo, tres años después, Deschamps continuó sin tenerlo en cuenta para la actuación de la selección en Rusia 2018.

La Argentina no solo debe analizar futbolísticamente a Francia para el partido del sábado, sino también cómo actúa a la hora de tomar este tipo de decisiones. Además de la actuación de Benzema en esta temporada, la FFF le dio más importancia a su forma de ser y a sus actitudes fuera de los 90 minutos de juego. En este país hay muchos casos parecidos al del francés, en los cuales los futbolistas tienen una vida, muchas veces polémica, que a la Asociación del Fútbol Argentino (AFA) poco y nada le importa.

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