sábado, noviembre 23, 2024

Óscar Duarte, el defensor de doble bandera

Manuel Antuña

Óscar Esaú Duarte Gaitán es uno de los defensores titulares que tiene Costa Rica. A base de esfuerzo logró ganarse su lugar en el conjunto “Tico” para el Mundial de Brasil 2014, en el que con su gol dio vuelta el primer partido contra Uruguay, aunque terminó su participación en octavos de final al recibir la segunda amarilla contra Grecia, partido que finalizó con una victoria para su equipo por penales. Sin embargo, el zaguero del Espanyol de Barcelona es el único jugador de la selección que no nació en Costa Rica.

Es oriundo de Catarina, una ciudad que queda a 47 minutos de viaje en auto de Managua, la capital de Nicaragua. Nació el 3 de junio de 1989 y se crió junto a su tía Marlen y su abuela Vilma. Su mamá, Walkiria, había emigrado al país centroamericano con la idea de poder conseguir un mejor futuro para su familia. Cuando el joven tenía cinco años y su madre ya se había establecido plenamente, decidieron que el chico se mudara con ella. Sin saberlo, había dado un paso importante hacia la conformación de su carrera futbolística.

Nicaragua históricamente es una nación con más preferencia hacia el béisbol que al fútbol, la mayor parte de sus grandes logros deportivos provienen de aquel deporte. Ganó seis veces el oro en los Juegos Centroamericanos, en dos ocasiones fue plata en los Panamericanos y en los Juegos Olímpicos de Atlanta 1996 finalizó en el 4to puesto, pero este deporte no es el que le revolvía la pasión al zaguero.

En Costa Rica, Duarte logró potenciarse en las inferiores del Deportivo Saprissa, club en el cual debutó en Primera en 2009. Un año más tarde, en 2010, fue a préstamo al Puntarenas F.C, aunque volvió ese mismo año y se convirtió en un baluarte para los morados. Por su gran rendimiento, dio el salto al Brujas de Bélgica a principios de 2013 y, en 2016, se convirtió en el pase más caro de un futbolista nacido en Nicaragua cuando arribó al Espanyol de Barcelona por 1.5 millones de euros.

El defensor no deja de lado sus raíces y constantemente viaja a su pueblo natal, donde es un ídolo, donde ha logrado instaurar al fútbol como el deporte predilecto en vez del béisbol y donde, cada vez que juega Costa Rica, la ciudad se tiñe de azul y rojo. En una entrevista con La Prensa, diario nicaragüense, confesó que siente que representa a ambas naciones, no sólo a Costa Rica, y que la gente de Nicaragua le devuelve el afecto que les demuestra.

Luego del éxito de los “Ticos” en Brasil, Duarte decidió regresar al lugar donde nació para ver a sus familiares y relajarse. Cuando llegó quedó sorprendido al ver que en el aeropuerto internacional Augusto Sandino se habían congregado cientos de jóvenes al canto de “Viva Nicaragua, viva Costa Rica” y un incesante “Óscar, Óscar”. Aunque los gestos hacia el número 6 de Costa Rica no se detuvieron allí. El presidente Daniel Ortega lo recibió para felicitarlo y el jugador a cambio le obsequió una de las camisetas que había usado en el Mundial firmada por todos sus compañeros.

Incluso cuando se encontraba concentrando con Costa Rica para afrontar el Mundial de Rusia 2018, no se olvidaba ni ignoraba que en su territorio natal los ciudadanos afrontaban una crisis que dejó un saldo de, al menos, 200 muertos, miles de heridos y cientos de detenidos. “Sé la situación difícil que están pasando (en Nicaragua) y quiero mandar toda mi fuerza y cariño a un país que tanto me ha dado”, escribió en su cuenta de Twitter.

Duarte pasará a la historia del fútbol costarricense por haber formado parte del plantel que alcanzó los cuartos de final en Brasil 2014, pero su legado será más grande en su otra casa, ya que se convirtió en el primer nicaragüense en participar de un Mundial y en marcar en dicha competencia.

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