miércoles, abril 24, 2024

“Hay que tener un proyecto a largo plazo, no se puede depender de un jugador”

Carolina Jurczyszyn

Treinta y dos años transcurrieron desde la última vez que Argentina logró la Copa del Mundo. El 29 de junio de 1986, la Albiceleste derrotó a Alemania Federal 3 a 2 en el Estadio Azteca. Julio Jorge Olarticoechea, integrante de aquel plantel que había viajado a México en busca de la gloria, volvió con ella.

La Selección llegaría a dos finales mundialistas más: Italia 1990 y Brasil 2014. En 2016, luego de perder dos finales consecutivas de la Copa América por penales contra Chile, la misma persona que había encontrado la gloria en 1986, tomó el mando de la celeste y blanca de cara a los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro.

El Vasco asumió tras la renuncia de Gerardo Martino, ya que era el único técnico en la Asociación del Fútbol Argentino (AFA) que tenía contrato tras dirigir a la Selección sub20. “Con la muerte de Grondona hubo un cortocircuito. Pasaron cosas que con él no hubiesen ocurrido. Cuando él ya no estuvo se desordenó todo y ahí me tocó estar a mí al frente de las juveniles”, recuerda.

El DT olímpico armó el plantel de acuerdo a lo que pudo, ya que algunos clubes no estaban dispuestos a ceder a sus jugadores. “Me dieron la lista que había elegido Martino. ‘De acá no te podés mover’, me dijeron. Y me empezaron a nombrar a todos los que no podían venir”, confiesa. De todos modos, considera que pudo armar “un equipo bueno, bueno de verdad, con buenos jugadores y competitivo”. “En los amistosos que hicimos antes de los Juegos, los resultados no fueron malos”, afirma. La selección empató 0 a 0 con Colombia, le ganó 3 a 1 a Haití y volvió a repetir el mismo resultado que en el primer partido, esta vez contra México.

“Fuimos a Río con la ilusión de que se podía, pero hubo muy poco tiempo de entrenamiento”, destaca el Vasco. De los seis partidos en los que Olarticoechea estuvo al frente del equipo, sólo perdió uno, contra Portugal 2 a 0 por la primera fecha de los Juegos. Luego, en este torneo le ganó a Argelia 2 a 1 y empató 1 a 1 con Honduras y con estos resultados quedó eliminada en fase de grupos.

El DT hizo su propia valoración: “Fue una buena experiencia por el manejo de grupo. Fue maravilloso, único. Ves a las mejores figuras de todo el mundo. Los Juegos Olímpicos te bajan a tierra, sos amateur. Pasás a ser uno más entre todos”. Pero considera que aquella situación marcó un punto de quiebre para la Selección: “Tocamos fondo, otra vez volvimos para atrás. No se pueden cometer más errores”.

De todos modos, Olarticoechea considera que “no fue un fracaso” para la Selección haber perdido tres finales en dos años. “En la final de 2014, Argentina podría haber hecho goles, pero hubo malas definiciones, el rival aprovechó lo que habíamos fallado. En 2015 y 2016 se perdió contra el mejor Chile de la historia”, afirma.

Luego de la eliminación contra Francia en los octavos de final de Rusia 2018, Jorge Sampaoli dejó de ser el técnico de la Albiceleste. El ex campeón de mundo explica que el técnico quiso plantear un sistema con jugadores que no estaban preparados para ese esquema en tan poco tiempo de entrenamiento. “Eso le saca confianza al jugador por la constante rotación y él mismo perdió la brújula de cómo seguir”, asegura.

Actualmente la Selección cuenta con un entrenador interino, Lionel Scaloni (acompañado por Pablo Aimar), quien estará a cargo de la celeste y blanca hasta diciembre, según afirmó el presidente de AFA, Claudio Tapia. Respecto a esto, Olarticoechea opina que “es importante traer a un buen técnico y a alguien en juveniles con un proyecto a largo plazo. No hay más tiempo que perder. No se puede depender de un jugador. En su momento era Diego Maradona, pero tenía un grupo atrás. Con Lionel Messi no pasa eso”.

Acerca de las selecciones juveniles, sostiene que “se ha perdido juego, no salen los jugadores que salían antes. “Ya no ves a los chicos en el potrero como antes. Entre otras cosas por la tecnología, ya que ahora están más pendientes del celular. Hay menos horas de juego”, concluye.

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