Francisco Di Giusto @diyidigiusto
A partir de este mes de junio, Rusia comienza a respirar fútbol. Serán 11 las ciudades y 12 los estadios que albergarán el mejor fútbol a nivel selecciones, aunque cada ciudad tiene su historia y sus misterios. Moscú, capital rusa, ha transitado desde tiempos imperiales hasta la actualidad, pasando por guerras y distintos modelos socioeconómicos. Sin embargo, jamás se ha despegado de una característica muy particular: sus rumores fantasmagóricos y leyendas mefistofélicas.
Este 23 de junio, los Diablos visitarán Moscú una vez más. El seleccionado belga, apodado “los Diablos Rojos”, se enfrentará por la fase de grupos del grupo G a Túnez en el Otkrytie Arena, hogar habitual del Spartak moscovita. Entonces, la pregunta que cabe formular es: ¿Cuándo se dieron otras visitas diabólicas a Moscú?, ¿acaso algún amistoso frente a la selección soviética años a mediados del pasado siglo? La respuesta se remonta, con un tinte de realismo mágico, a la Edad Media.
Vale aclarar, primero, que la visita no fue de los Diablos, sino del mismísimo Satanás, en reiteradas oportunidades. Durante el medioevo, la plebe le escapaba a una laguna, conocida como “El Pantano Encantado”, alegando que Belcebú retenía allí las almas desamparadas de los primeros mártires del cristianismo, quienes murieron sacrificados en rituales paganos. Con el asentamiento final del cristianismo, en este lugar se estableció la residencia del Patriarca de Moscú y toda Rusia, jerarca máximo de la Iglesia Ortodoxa Rusa.
El pantano fue convertido en un estanque, conocido hoy en día como “Estanques del Patriarca”, y utilizado exclusivamente para la pesca del alimento del jefe eclesiástico. Sin embargo, la muerte de Focio de Moscú en 1431 sentó un precedente, ya que dos meses antes el Patriarca había afirmado que un ángel se le apareció y le adelantó su fallecimiento. Las defunciones de otros dos jerarcas -Ignacio en 1620 y Tijon en 1925-, ambos por presunto envenenamiento, ayudan a alimentar la creencia del sector místico de la población moscovita, que alega que el Estanque continúa embrujado.
Hoy, el aficionado “diablo” que se encuentre en Rusia alentando a su selección, puede acercarse al barrio de los Estanques para una recreación de otra presencia infernal en el centro de Moscú. Se trata de la obra “El maestro y Margarita” del escritor nacido en Kiev Mijaíl Bulgákov. Publicada en 1967 luego de un proceso de casi 40 de escritura, la obra es recreada en forma de representación teatral callejera en la antigua Casa Bulgákov, ahora convertida en centro cultural. La novela original del escritor soviético cuenta la visita del Diablo a la Moscú de los años 30, atea y comunista, disfrazado de Vóland, un misterioso mago de origen incierto que llega acompañado de bestias y demonios para causar estragos en la élite rusa. Esta obra toca temas religiosos, incluyendo una conversación entre Poncio Pilatos y el mismísimo Jesús de Nazaret, y permite al autor realizar una crítica mediante ironía y alegorías al sistema soviético. Sin embargo, lo que más se recuerda es la inmortalización de los Estanques por parte de Bulgákov, que llevó a cientos de personas a peregrinar anualmente para realizar prácticas místicas, incluyendo la plática con espíritus.
Pero, más allá de las visitas de Lucifer a la capital rusa, la creencia de los espíritus siempre ha rondado esta ciudad. La peatonal más famosa de Moscú, Kuznetski Most, se encuentra en el centro de la ciudad y es cuna de dos mitos urbanos célebres. Repleta tanto de casinos y burdeles como de tiendas de brujería y espiritismo en antaño, por sus aceras transitaban aristócratas fracasados, prostitutas, juerguistas y estafadores. La historia se traslada a mitad del siglo SVIII, cuando, aún en tiempos imperiales, comenzaron a registrarse desapariciones de personas en la peatonal. Muchos depositaron la culpa en un misterioso carruaje gris, cuyo cochero se ofrecía a llevar a los peatones de manera gratuita, para luego asesinarlos.
Estos rumores aún rondan en la memoria popular de los vecinos del barrio, que huyen ante cualquier auto gris que se pasee por la zona. Sin embargo, el mito quizás más conocido del pasaje Kuznetski Most sea el del fantasma de Zhuzha. Esta leyenda se remonta al 26 de mayo de 1905, día de la muerte de Savva Morozov. Este millonario y filántropo falleció en Cannes, Francia, debido a un disparo de bala. Aunque su defunción fue catalogada como suicidio, jamás se probó y hay decenas de teorías sobre su posible asesinato.Días después, su amante Josefina, una diseñadora de sombreros francesa a los que los vecinos llamaban cariñosamente Zhuzha, paseaba por la peatonal en carruaje, cuando escuchó a un joven vendedor de diarios vociferando la muerte de su amante.
En el apuro por descender del coche, quedó atascada en la rueda del mismo y fue arrastrada hasta su muerte. Al día siguiente, el niño que vendía los periódicos fue encontrado muerto, estrangulado con una media de mujer, como las que vestía Zhuzha en el momento de su muerte. Sea coincidencia o no, esa misma semana la policía moscovita encontró los cuerpos sin vida de los tres corresponsales que habían publicado la nota.
Hoy en día, hay testimonios que dicen que el fantasma de la diseñadora ronda el pasaje en horas de la madrugada vestida de blanco, y es recomendación de los vecinos no acercarse en caso de ser una joven mujer, ya que la maldición indica que “perderán un ser querido masculino”. También, las voces de la maldición aconsejan a los periodistas alejarse del barrio.
Sea por el diablo o por fantasmas, Moscú no deshace de su carácter taumatúrgico para albergar a futbolistas, periodistas y aficionados de cara al certamen. El Otkrytie Arena recibirá a Argentina, Brasil y Polonia, entre otras selecciones que buscarán esquivar las maldiciones y demonios y hacerse con los tres puntos en primera fase.