Rodrigo Cervantes
Nacido en la ciudad de Courcouronnes, al sur de París, el futbolista Medhi Benatia quería que su carrera se desarrollase en el fútbol francés y que estuviese ligada a la Selección que ganó la Copa del Mundo en 1998, pero su talento jamás fue apreciado en los distintos equipos o categorías francesas.
La Selección Gala se consagró en la Eurocopa Sub-17 de 2004 en un certamen que disputó como local, al igual que en el 98 donde también la Les Blues se coronó campeón del mundo. Benatia nunca tuvo la posibilidad de ser partícipe de ese seleccionado porque tampoco tenía la chance de mostrar sus cualidades deportivas en su equipo, el Olympique de Marsella.
Aquella Francia, que derrotó a España por 2-1 en la final, se lucía con un juego ofensivo y de alto vuelo producto de tres jugadores principalmente: Karim Benzema, Samir Nasri y Hatem Ben Arfa. LaGeneración de 1987 hacía historia en el fútbol francés y emocionaba con futuros muy prometedores.
Por otra parte, el defensor marroquí miraba cómo sus compañeros, amigos y conocidos levantaban aquel trofeo mientras él esperaba una oportunidad para salir a préstamo y conseguir minutos de juego en otro club.
Mientras Benzema, Nasri y Ben Arfa ya daban muestras de carácter y nivel en la Selección mayor, Benatia recién podía conseguir algunos minutos en equipos de la segunda división del fútbol francés. La lista de los jugadores franceses para la Eurocopa del 2008, con Nasri y Benzema entre ellos, le dejó en claro al defensor que el sueño de escuchar la marsellesa con el escudo del gallo en el pecho se había acabado.
Como es de suceder en los países con grandes culturas futboleras, el ascenso tenía mucho menos valor y exposición. El talento del defensor estaba, pero nadie dentro de ese territorio lo notaba. En Marruecos ya habían apreciado que las características de un jugador como Benatia podían darle un salto de calidad a su seleccionado para afrontar las Eliminatorias del Mundial de Sudáfrica 2010.
Medhi no necesito pensarlo dos veces. Luego de importantes apariciones en el conjunto africano, la figura del central fue reconocida en diferentes países como Inglaterra e Italia. De manera sorpresiva Benatia llegó al Udinese, del aguerrido fútbol italiano, con la expectativa de encontrar su lugar en el ámbito futbolístico.
Ocho años más tarde, el defensor marroquí no sólo se convirtió en el capitán de su seleccionado sino que también pasó por la Roma, el Bayern Munich y laJuventus, donde ya se afirmó como uno de los centrales más dotados técnicamente del planeta.
Aquel país que alguna vez depositó sus esperanzas en un jugador francés, con orígenes africanos, hoy está por disputar un Mundial después de 20 años de ausencia. Y ese jugador que se frustraba viendo cómo sus amigos levantaban un trofeo internacional, hoy se encuentra a escasos días de jugar un Mundial de fútbol.
Las vueltas de la vida derivaron en que ninguno de los jugadores de la gran generación del 87 sea parte de la lista de Francia para el campeonato de Rusia. Pero sí estará Benatia, el que nunca fue calificado como apto para estar con la Les Bleus.