Matías Chiacchio y Agustín Loza
Hace años el fútbol dejó de ser simplemente un deporte. Por eso, las sociedades anónimas deportivas entraron en la mesa, principalmente en los países más importantes. Poco a poco, la pasión empezó a quedar en un segundo plano por la irrupción de lo financiero.
En Argentina, desde el Gobierno nacional no hacen caso omiso a esta tendencia que hay en otros países. Mauricio Macri, el Presidente de la Nación, comenzó su carrera política desde el fútbol. Como máximo mandatario de Boca llevó al club al mejor momento de su historia deportiva. Se convirtió en uno de los dirigentes con más trascendencia, y desde ese momento propuso la implementación de las sociedades anónimas, pero fue rápidamente rechazado por Julio Grondona, quien por entonces era el mandamás de la Asociación del Fútbol Argentino.
Ahora el panorama para Macri es un poco más alentador. Cuenta con Daniel Angelici como su aliado más importante, quien a su vez ocupa cargos jerárquicos tanto en la AFA como en la Confederación Sudamericana de Fútbol (CONMEBOL). Además, desde la llegada del frente Cambiemos al poder, las políticas estuvieron muy asociadas con el fútbol, lo que permitió el arribo de otros dirigentes a la vida del deporte más importante de Argentina. Por lo tanto, ya no existe la unanimidad de los que están contra de las sociedades anónimas, aunque todavía existen detractores de esta figura jurídica, que no son pocos.
Históricamente los clubes argentinos cuentan con el apoyo de la masa societaria, que cumple un papel preponderante en la vida de las instituciones. No son solo equipos de fútbol, también ofician de lugares para la educación y en algunas ocasiones alejan a los chicos de las calles. Con las SAD, la mayor preocupación para los clubes quedaría solamente en lo deportivo y las tareas formativas y educativas quedarían desplazadas, o en el peor de los casos, totalmente descartadas.
Marcelo Haissiner es abogado y coordinador del programa de actualización en derecho deportivo de la Universidad de Buenos Aires. En diálogo con El Equipo, aseguró que “hay un tema ideológico entre la gente porque la discusión es si los clubes deben o no seguir bajo la figura de asociación civil sin fines de lucro o si deben ser gerenciadas por un grupo de accionistas, que representan al capital social de una sociedad anónima”.
También explica que en “el caso de que el cambio de figura jurídica sea aprobado, los socios tendrán la potestad de decidir por el futuro de los clubes. Es imposible que haya una modificación en los estatutos si los asambleístas no se reúnen. O lo siguen manejando ellos o, si se apoya la reforma, llegarán los accionistas para hacerse cargo con su capital económico”.
Hay países donde las SAD ya son una realidad. Incluso en Sudamérica. Por ejemplo, en Chile, todos los clubes de Primera División están bajo esta figura jurídica. La excusa para implementarlas fue que las instituciones tenían realidades económicas muy desalentadoras. En 2005, uno de los impulsores fue Sebastián Piñera, actual presidente del país trasandino. Un año después de la sanción de la ley, el mandatario se convirtió en el mayor accionista de Colo Colo, uno de los equipos más importantes.
En el caso de Uruguay hay tres equipos que figuran como Sociedades Anónimas Deportivas. Ellos son Deportivo Maldonado, Sud América y Boston River. Según las explicaciones de algunos dirigentes, los clubes quedan en segundo plano y le dan todo el “activo fútbol” (jugadores, sponsors, contratos, etc.) a los gerenciadores, y solo tienen poder de decisión los integrantes de la SAD.
En las ligas más importantes de Europa reinan las Sociedades Anónimas. Uno de los modelos en los que se fija el proyecto autóctono es en el de Alemania. Los gerenciadores no pueden tener más del 49%, por lo tanto, los socios tienen el poder de decidir porque son los accionistas mayoritarios, con el 51%.
España aprobó esta ley y los inversores no tienen restricción alguna. Solo el Barcelona, Real Madrid, Athletic de Bilbao y Osasuna son asociaciones civiles sin fines de lucro. Otro prototipo que se intenta imitar es el de Inglaterra y lo que seduce de este es que en tierras británicas el Estado puede intervenir por encima de los inversores privados en las decisiones de los clubes.
Tampoco descartan observar algún modelo de los deportes estadounidenses. Es importante destacar que en norteamérica tratan de imponer más el entretenimiento que el juego, pero económicamente es una apuesta que les salió muy bien.
“En algunos clubes grandes hay un interés económico importante y si llegan las SAD al fútbol argentino, otras pequeñas instituciones están destinadas a morir porque los accionistas no tendrían intenciones de invertir en ellas”, aseguró Haissiner. Además agregó que “los gerenciadores en un futuro intentarán buscar el rédito económico y eso podría generar un fuerte choque entre el espíritu deportivo y el interés financiero”.
Todavía es un misterio lo que va a pasar en el fútbol argentino. El estatuto de AFA no permite la intervención de las sociedades anónimas, pero se debatirá para cambiarlo. Los principales impulsores insisten en que en caso de que se apruebe la llegada de las SAD, todos tendrán la opción de cambiar su figura jurídica si así lo desearan. Los clubes más importantes del país están divididos. Los 43 asambleístas tomarán las riendas para marcar el rumbo de la AFA en los años posteriores.