miércoles, abril 24, 2024

Campeón de la vida

Tomás Seré

“Belgrano no es una moda, Belgrano es una pasión”, cantaba el equipo de rugby del Belgrano Athletic Club (BAC) luego de la victoria del domingo frente a Cuba por 40 a 32 y de consagrarse, después de 22 fechas, campeón invicto de la categoría Menores 19 (M19). Según aseguraron varios miembros del plantel, gran parte de este logro se debió al trabajo de Horacio “El Flaqui” Cangueiro, entrenador del grupo que de nacimiento se encuentra en silla de ruedas.

Fue recién en el 2017 cuando, después de estar más de 15 años identificado con la institución y el deporte en particular, Cangueiro se animó a dirigir. “Siempre estuve muy metido en el rugby, pero la parte de entrenar me daba vergüenza”, explicó. Finalmente, Federico Vultan, entrenador principal, lo pudo convencer y comenzó a ir a los entrenamientos. De este modo, quedó específicamente encargado del equipo “B”, aunque el método de trabajo en conjunto lo obligó a ayudar en ambos.

En este sentido, la lesión, que se le generó por una asfixia al momento del parto prematuro, no le provocó injerencia alguna para ejercer su cargo. “Sé que en el fondo no deja de ser raro que yo, estando en silla de ruedas y nunca habiendo disputado un partido, dé indicaciones de cómo debe jugar el equipo. Pero cuando doy las charlas, me siento muy respetado y que me escuchan. No sé qué dirán después en las previas, jaja”, dijo.

De acuerdo con la imagen que Horacio cree que da están sus propios jugadores, que lo respetan mucho en su rol. “Si lo tengo que definir en pocas palabras te digo que es un capo. Muy inteligente de cabeza, no para nunca, siempre a disposición del grupo y sin joderte de más. Sabe mucho, entonces capaz le prestas un poco de mayor atención que al resto”, valoró Theo Blaksley, capitán del plantel. Además, varios jugadores coinciden en que es un técnico que particularmente se luce y emociona en las charlas antes de los partidos.

Cangueiro formó parte de la delegación que acompañó a la M19 en la gira que hizo en enero por Inglaterra, en lo que fue su primer viaje sin su familia. “Al principio capaz que tenía un poco de miedo de ser una molestia para nosotros, pero al revés. Estuvo muy prendido y hasta vino al boliche con el plantel”, recordó Bautista Goapper, uno de los líderes del grupo.

Sin embargo, para Cangueiro el día a día no siempre fue tan fácil como en el club de Belgrano R. “Ya es sabido por todos que uno nace discapacitado, pero la sociedad, con sus acciones y omisiones, te incapacita más o menos”, publicó en Twitter en el 2014, un año antes de recibirse como abogado en la Universidad de Buenos Aires (UBA). Recién cuando se abrió al mundo universitario y laboral, actualmente trabaja en la UIF (un organismo estatal que lucha contra el lavado de activos), fue que se chocó con esa barrera humana. “Antes creía que todo el mundo iba a estar siempre a mi disposición, porque el club me había demostrado eso. En el BAC nunca fue una barrera que yo esté en silla de ruedas y hay hasta un pacto tácito de querer ayudarme”, aseguró.

La personalidad de Horacio se forjó en su infancia y adolescencia en el club, que fue como el patio de su casa, ya que su casa está literalmente pegada a las instalaciones. Que su padre haya vestido la camiseta de la institución como jugador, fue probablemente lo que lo acercó aún más. Fundamental también, fue el sentido de inclusión que inculca el rugby: “Es un deporte que incluye mucho. Ya lo ves en la variedad que tiene, hay gordos, flacos, rápidos, lentos, y necesitás de todos para formar un gran equipo”, manifestó.

De todos modos, la contención que recibe constantemente el entrenador de la M19 no es algo que se haga por obligación, sino que él se supo ganar. “El cuidado y respeto que se tiene hacia Horacito es algo que surge muy natural. Al igual que su padre, tiene ese fanatismo por el club y siempre colaboró mucho desde distintos lugares, es muy querido como técnico y como persona”, opinó Sebastián Carroll, actual presidente.

El compromiso, uno de los conceptos que Cangueiro más busca transmitirle a sus entrenados, fue una pieza clave en su vida. Con esa línea como guía para el título, sus jugadores entendieron al máximo el mensaje en cada uno de los partidos. A pesar de todas las injustas barreras humanas que debió superar a lo largo de su vida, “El Flaqui” demostró que el esfuerzo siempre paga.

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