viernes, noviembre 22, 2024

A 24 años de la última gran función maradoniana

Agustín Loza (@agustinloza25) y Federico Bairgian (@fedebairgian)

Recordemos algo en lo que somos buenos, creamos que no solo somos buenos sino los mejores, imaginemos que la gente no solo comenta que somos los mejores sino el más grandes de todos los tiempos. Ahora hagamos otro esfuerzo y pensemos qué haríamos si fuera la última vez que realizamos eso que tanto nos gusta y que nos identifica en el lugar que fue como el patio de nuestra casa.

Pasaron 24 años de aquel día histórico. Pasó toda una vida desde la última vez que la pelota sonrió a su lado en el evento futbolístico por excelencia. Surgieron miles de rumores desde que Diego Armando Maradona jugó su ultimó partido en una Copa del Mundo, y también, la última vez que el Diez portó con orgullo esa camiseta celeste y blanca que a tanta honra defendió durante más de 17 años.

Cuando ese muchacho nacido en Villa Fiorito se puso la casaca argentina por primera vez, ya nada volvió a ser igual, la historia dio un vuelco definitivo. Todo se hizo mágico, aunque la primera experiencia mundialista en 1982 no haya sido la mejor. Pero después, lo demás es historia, se convirtió en el jugador más importante de todos los tiempos. Tocó el cielo con las manos en México 1986, y en Italia, cuatro años después, el destino le dio un cachetazo que no le permitió volver a la cima del mundo.

En 1994, todo estaba preparado para una nueva cita entre Diego y la gloria, las expectativas eran altísimas, pero un inconveniente extradeportivo lo despertó estrepitosamente de su sueño. El plan arrancó a la perfección. En el comienzo de la Copa del Mundo disputada en tierra norteamericana, La seleccion nacional goleó a Grecia por 4-0 con un golazo Maradona, que de un zapatazo sacudió Boston, una genialidad del mago que vestia traje azul y la cinta blanca de capitan en su brazo izquierdo cuando se cerco a una de las camaras y gritó es gol como si fuera el ultimo…

Tras la victoria, el calendario le marcaria otro partido en la misma ciudad de la primera presentación, donde enfrentaría a la debutante Nigeria. El 25 de junio de ese año, la Argentina dirigida por Alfio Basile se enfrentaba en el Estadio de Foxboro al elenco africano por el segundo partido del Grupo D en el Mundial. Aquel día, los nigerianos comenzaron ganando pero dos goles de Claudio Caniggia, el gran partener del Pelusa, dieron vuelta el resultado.

Jugada preparada entre Diego y Batistuta, rebote del arquero nigeriano y Caniggia marca el primer gol; el grito de: “¡Diego! ¡Diego!” del “hijo del viento” para anotar el segundo tanto del encuentro; la salida de Maradona de la mano con la enfermera rubia Sue Ellen Carpente; esas fueron las últimas imágenes de uno de los más grandes de la historia en el evento futbolístico más importante del planeta, la función final del futbolista que vivió sus Mundiales como si fueran obras de teatro, como si fueran actos de magia continuos, la despedida del gran mago, Diego Armando Maradona.

Así, se enterraban los sueños de los argentinos. La selección albiceleste pasó de ronda tras perder ante Bulgaria en Dallas, pero nada era igual, no estaba en la cancha la figura, las entrañas del equipo estaban rotas, y en octavos de final recibió el golpe definitivo. Perdió ante Rumania en Los Ángeles y Argentina se despidió, con la ilusión rota y sin su gran héroe, Diego Maradona. Pero los de Alfio Basile perdieron el Mundial aquel 25 de junio, en la tarde de Boston que marcó la partida del emblema argentino por excelencia.

Este fue el último día del hombre que las multitudes amaban y algunos pero poderosos odiaban, del rebelde, del pelusa, del pibe de oro y del barrilete cósmico.
El azar jugo en su contra, una bolilla con su nombre cambió la historia y un doping lo sacó de las canchas, de esa Copa del Mundo en Estados Unidos, convirtiendó un cuento de hadas en una profunda pesadilla. Porque la montaña rusa que significa la vida de Maradona conoce mucho de episodios como estos.

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